Zé Morgadinho, comer en Alvor

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Cuando cruzamos al Algarve, aunque nos parezca una segunda casa, en el fondo somos turistas. Y cuando uno asume el papel de turista, no se sabe cómo, adquiere desde ese momento una especial atracción por el tipismo de su destino. Por eso, aquel día en Alvor no pude resistirme a sentarme en aquella representativa taberna marinera frente a la ría, donde al acordeón no paraba de sonar y en una gran parilla se asaban sin parar pescados y carnes. Zé Morgadinho es más que una taberna, es una perfecta recreación del ambiente con el que muchos identifican el Algarve y a mí me gustó.

Me cuenta mi amigo Esteban que en una nueva guía sobre tabernas portuguesas que ha encontrado en Évora, Zé Morgadinho aparece recomendada en el Algarve. Y me lo cuenta satisfecho, porque tanto él como nosotros hemos compartido varias veces la grata y diferente experiencia de comer allí.



Nuestro primer encuentro con esta taberna fue totalmente casual. Fuimoos a comer en e la zona riberinha del pueblo de Alvor, siguiendo la recomendación del restaurante de una guía, y acabamos sentados frente a la bahía, escuchando un concierto de acordeón mientras comíamos sardinas y carapaus. 


En aquel almuerzo se concentraba todo el tipismo de Portugal, empezando por la arquitectura y la decoración de aquel lugar, una antigua casa de pescadores, con un viejo barco algarvio, pintado con vivos colores, y antiguos aperos de pesca colgados por sus paredes, entre fotografías de las personas más ilustres que se han sentado en su mesa y de su historia desde 1890.

Fuera las coquetas mesas cubiertas con manteles de cuadro se distribuían en torno a una gran parrilla, donde no paraban de asarse sardinas, carapaus, chocos o pollo. 


Ayudada a hacer todavía el ambiente más auténtico lo que nunca falta en Zé Morgadinho, y, sin duda, el instrumento más típico del país, el acordeón. Un habitual acordeonista en la terraza, que te invita además a comprar su disco para que no te olvides de la experiencia.



Realmente, Zé Morgadinho es una experiencia que va más allá de comer un rico pescado fresco y a buen precio. Una experiencia auténtica que te permite disfrutar de las vistas y el ambiente marinero de la ría de Alvor.




Aquí mientras comes, frente a ti, brilla el agua con sus barcos. Aquí, quienes fueron pescadores en otro tiempo acuden a reunirse con la añoranza del mar y a compartir experiencias y aventuras con quienes le sucedieron en el oficio.  Aquí, se une la esencia marinera del Algarve con una nueva faceta de su personalidad, la turística. Aquí, los foráneos pintan junto con los nativos una estampa única del Algarve marcada por el contraste. 



La taberna conserva además las buenas costumbres de la restauración portuguesa y nada más sentarte llegan una deliciosas entradas de aceitunas, zanahorias aliñas, patés, mantequilla y el pan, rico pan en una cesta, de las que cuelgan en las tiendas de artesanía local. Aunque, tienes que saber, que no es una gentileza de la casa y siempre puedes pedir que te la retiren. 


En el menú para elegir un excelente pescado fresco del lugar con sus correspondientes patatas asadas y la ensaladas. Y aquel día tampoco nos resistimos a una rica ensalada de garbanzos.




Para acompañar aquella rica comida, que entraba en el estómago incluso antes de que llegará a la mesa tan solo por el olor, una gran jarra de vino de la casa, ¡rico!




Y para el punto y final de una buena comida a un buen precio, una bica pingada, el cortado portugués que sabe siempre a poco, uno de los dulces regionales  típicos, un puding de almendra. 


Zé Morgadinho te asegura un encuentro a través de los cincos sentidos con la identidad algarvia: el gusto de aquella comida, la vista de aquella ría, la música, el olor de aquellos 'grelhados' y el tacto, con aquel apretón de manos agradecido y recíproco con el que nos despedimos para volver.

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