¡A la playa en tren!






En el Algarve hay experiencias tan originales como llegar a una preciosa playa en un antiguo tren de vapor. El apeadero en cuestión está en la misma Ría Formosa en el complejo hotelero Pedras d'el Rei, muy cerca del pintoresco pueblo de pescadores de Santa Luzia; una pequeña aldea a las afueras de Tavira, bautizada como la 'capital del pulpo'. Para añadir un plus de atractivo a todo el lugar, la línea férrea no sólo finaliza en la playa de Barril, donde todavía se conserva las instalaciones de una antigua almadraba, hoy sede de restaurantes y cafés, sino que además, muy cerca, tienes una de las pocas playas nudistas de esta región. ¡Pasajeros, al tren! ¡Nos vamos a Barril!




A la salida de Tavira por la N-125, después de dejar a la izquierda el cementerio encuentras el acceso a la urbanización de Pedras del Rei y a Santa Luzia. Por un estrecho y rural camino, con un gran pino, rodeado de árboles frutales y una gran mansión derruida, vas a parar a una preciosa urbanización, un complejo hotelero, plagado de coquetas casitas algarvias, apartamentos, piscinas y un buen restaurante en la orilla misma de la ría. Es el apartahotel Pedras d'el Rei, en donde muchos, entre ellos la primera Luisa y Manuela, han encontrado el refugio más preciado para desintoxicarse durante el verano del duro Madrid. 


Pedras d'el Rei transmite realmente tranquilidad. Aquí, donde aseguran está uno de los olivos más antiguos de Europa, "el ser vivo más viejo que vive en Portugal", el ecosistema de la ría y de la playa conforman un entorno único para poder disfrutarlo de muchas maneras. 


Junto a la urbanización tienes un aparcamiento público de pago (0,80 céntimos la hora), aunque también, si tienes suerte, puedes dejar el coche sin coste en la carretera que conecta Pedras d'el Rei con Santa Luzia. 


Muy próximo al parking encuentras un puente sobre la ría, anclado sobre bloques de hierro y desde el que ves los peces en sus idas y venidas y, al final del mismo, el apeadero del tren (1,20 euros billete de ida).



El tren funciona en invierno de 9 a 17 horas y en verano de 8.30 a 22 horas. Dos 'comboios', como los llaman los portugueses, van haciendo continuamente el camino de ida y de vuelta desde Pedras d'el Rei al poblado de la antigua almadraba.


Si el viaje en tren es especial, igual o más lo es llegar hasta la playa por el otro camino, un sendero interpretativo de no más de un kilómetro por losas de hormigón, donde encuentras bancos para el descanso bajo la sombra de los árboles y paneles, invitándote a observar las curiosidades de su flora y de su fauna. Recuerdo, ya hace algunos años, cuando los niños hacían el trayecto por aquí con cubos, esperando la salida de algún cangrejo cerca de la ría. 



La última vez que visitamos Barril, los abuelos y niños optaron por el viaje en ferrocarril, y nosotros los hicimos a pie con nuestro amigo Miguel, aprovechando el paseo para contarle la historia del lugar. 

 

Miguel desconocía la importancia que el atún tuvo en Tavira y como esta pesca artesanal fue desapareciendo completamente de la zona. Ignoraba como los trabajadores en estas tareas vivían en poblados, o 'arraiales' junto al mar desde la primavera hasta final del verano. 

Recorrimos con él el poblado y le enseñamos algunas de las huellas de su pasado y dentro del restaurante Museo del Atún, fotografías antiguas y la maqueta de una almadraba, muy similar a la que expone el hotel Vila Galé Albacora de Tavira. 


Lo que fuera el poblado es hoy un complejo hostelero, con dos restaurantes, cafetería, heladería, tiendas, una zona de servicios y un coqueto chillout, donde puedes tomarte una capirinha por un precio de 6 euros. 



A Miguel, como a la mayoría de las personas que visitan por primeva vez Barril, lo que más le sorprendió fue el Cementerio de las anclas, una imagen que ha hecho famosa esta playa en el resto del mundo. Un conjunto de anclas de la antigua almadraba apiladas y ordenadas sobre la arena, ya oxidadas por el paso del tiempo, pero que recuerdan al visitante la historia del lugar.


Para nuestro amigo fue un día de muchas sorpresas. Otra de ellas fue aquel mar azulado y de agua transparente, que aseguraban no haber visto en ningún otro lugar de la península. Ante aquella estampa del océano no pudo sucumbir a los baños, a los que él no suele ser adepto. 



Otra de las particularidades de este lugar es que a pocos metros, 1.500 desde la entrada a la playa, existe un área nudista y virgen, realmente espectacular. 


El paseo por esta playa que parece no tener fin es realmente fascinante, con tramos desiertos, donde hacer nudismo realmente no resulta difícil, al contrario, es sutilmente tentador. 



Visitar Barril es siempre tan gratificante que despedirte del lugar cuesta una pena, aunque sepas que cualquier día volverás a subirte a ese tren.


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