La playa de Albandeira y los escondites cercanos



Las calas más sorprendentes del Algarve y también las más inexploradas están en la costa de Lagoa, en ese tramo que une Playa Grande en Ferragudo con la Playa de Nossa Senhora da Rocha. En esta línea costera existen todavía pequeños paraísos con muchos escondites, como la Playa de Albandeira y sus alrededores.


Una escapada hace años al hotel de Figo, al Alba Suites Resort, nos llevó a encontrar uno de los tramos de la costa algarvia más salvaje y también más espectaculares por su singularidad, donde las rocas de sus acantilados han adquirido por la erosión bonitas formas de elementos arquitectónicos.


En principio, yo no daba crédito en el coche a que por aquel estrecho camino de tierra, no muy lejos de Porches, entre arbustos, higueras y casas de labor, estuviera ese hotel tan exquisito; un conjunto de casas elegantes levantadas sobre el acantilado, perdidas del mundo, y con aquel imponente comedor y piscina frente al mar.


Junto al hotel, casi debajo de su chillout, había una playa escondida. Un arenal dividido en dos zonas por una larga roca, que la subida y bajada del mar convierte en piscinas naturales por momentos.


La playa de Albandeira es hoy una cala con todos los servicios. Tiene una zona de aparcamientos delimitada, aunque no para muchos vehículos; y un pequeño bar con su terraza que te asegura todo lo necesario para echar el día por aquí.


Como ocurre en muchas de las calas de Caramujeira, la costa de Lagoa, aquí los acantilados, coronados de pinares y arbustos, están llenos de orificios y grutas para protegerte del sol en esos días más calurosos del verano.


Albandeira tiene además otros muchos atractivos, como ese paseo panorámico sobre las falesias que te permite disfrutar de vistas maravillosas, que te llevan a divisar desde lo alto playas a las que sólo se puede llegar en barco, y que te hacen descubrir pequeñas playas semidesiertas, como la de Fontainhas, al este, o Barranquinho al oeste, de moda entre los aficionados al nudismo.


Fontainhas y Barranquinho son ese tipo de calas pequeñas que precisan de una excursión por caminos de tierra entre los acantilados para llegar hasta ella. Un acceso que no es fácil pero que asegura al visitante la soledad o un día tranquilo de playa.


¿Quién busca escondites en el Algarve?

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