Pego do Fundo, la playa fluvial del Algarve



Cuando las playas del Algarve empiezan a estar demasiadas concurridas, nosotros tenemos un refugio para esos días de calor en pleno verano; ese refugio es la playa fuvial Pego do Fundo, la playa de Alcoutim. Un encantador rincón entre cañaverales y huertos, con una pequeña ribera de arena donde se levantan algunas sombrillas, y en la que el agua del río es cálida, calma e intensamente verde, como toda la vegetación colindante. Aquí te tumbas y el ambiente actúa como un somnífero. Y el paisaje, que rompe con los estereotipos de cualquier playa, te acaba engatusando, tanto que el lugar llega a parecerte un auténtico oasis.


En nuestra rutina del verano hay visitas ineludibles y entre ellas están los días de baños, juegos y comidas en alguna playa fluvial.


Entre el Algarve y el sur del Alentejo, junto al Guadiana, se esconden dos pequeños paraísos naturales que la mano del hombre ha convertido en algo muy parecido a una playa; son las de Minas de São Domingo en Mértola y la de Pego do Fundo en Alcoutim.


La primera de ella, la de São Domingo, mucho más grande que la segunda se extiende en el embalse de Tapada Grande, rodeada de árboles, con restaurantes, zona deportiva, sombrillas y hasta un coqueto hotel.


La segunda, la playa de Pego do Fundo, la única fluvial del Algarve, se extiende por la ribera del río Cadavais, muy cerca del río Guadiana en una zona de huertos de Alcoutim.


Para llegar a ella andando desde el centro de la localidad, tan solo tienes que bajar una gran cuesta que parte justo enfrente de los bonitos azulejos con los que se adorna la principal entrada al pueblo.


Aunque también puedes hacerlo en coche, girando, una vez pasado el puente del río, por una estrecha carretera que conduce hacia los aparcamientos públicos, situados en el entorno de una espectacular zona verde y deportiva. Una antesala única de la playa, donde la reproducción en miniatura de un molino de viento y, a lo lejos, el castillo de San Marcos en Sanlúcar del Guadiana nos recuerda el lugar en donde estamos, a escasos metros de España con el río por frontera.



Cuando vamos a esta playa todo lo vemos como un gran lujo: los aparcamientos en sombra, las sombrillas sin coste alguno, las duchas, los servicios, las barbacoas para asar tu propia comida, el bar junto a la arena, la zona deportiva...


Un día en la playa fluvial significa para nosotros un día de picnic, de fiambreras para destapar a la hora del almuerzo en las largas mesas de madera bajo los árboles con una cerveza bien fría del chiringuito o un café con dulces caseros para empezar bien la tarde, porque el local sólo ofrece bebidas y tentempiés.


La playa cuenta con bandera azul y con un simpático y efectivo servicio de vigilancia. Al menos, el pasado año nuestro nadador salvador, un agradable y preparado joven lisboeta, se encargaba, para tranquilidad de padres, que los más pequeños no hicieran muchas travesuras con sus pequeñas embarcaciones o que acabaran enganchados con sus juegos en las ramas.


Créanme que es difícil sacar a los niños de esta adorable piscina natural, sin olas, sin corrientes. E igualmente de difícil es no dejarse llevar por el sueño debajo de las sombrillas, después de largos baños o tendidos bajo un árbol en el césped, junto al molino.


Bañarse en estas aguas, rodeado de las montañas y de los árboles, es algo distinto, y relajante, que poco tiene que ver con esos días de bullicio en la costa y que te aporta la sensación de estar en un lugar lejano y exótico.


Aunque esta playa propicia el relax y sólo da para juegos infantiles, quienes echen de menos la adrenalina de los deportes náuticos también los van a encontrar no muy lejos. A escasos metros, atravesando el pueblo, en el puerto fluvial puedes contratar kayak, paseos en barcos o cruzar al país vecino y volver a 70 kilómetros por hora desde la primera gran tirolina transfronteriza que atraviesa el Guadiana.


La playa de Pego do Fundo no sólo de brinda la oportunidad de refrescarte en un entorno natural muy diferente al de la costa, sino que además propicia el encuentro con un escenario rural único, seductor y muy diferente el resto del Algarve. No puedes decir adiós a la playa sin un paseo por Alcoutim, recorriendo el corto sendero que entre granados, higueras y granjas desemboca en el centro del pueblo.


Y una vez allí, sube a su castillo, recorre sus iglesias o pasea por sus estrechas calles recreándote con los detalles.


Esos pequeños detalles que evidencian la autenticidad de este pueblo, un Algarve distinto y único.

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2 Comentarios

  1. Maravilhosas fotos do Algarve, especialmente as que dizem respeito a ALCOUTIM- GUADIANA. Gostaria de poder partilhar no meu facebook, para recordar sempre que sentisse saudades, da minha terra. Obrigado.

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  2. Muito obrigada! É claro que pode partilha con seus amigos, un prazer!

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