Una de las siete maravillas naturales de Portugal está en el Algarve: es la Ría Formosa y la calificación no es para menos. Es difícil encontrar un espacio tan especial en la península ibérica: una extensa barrera de arena entre el Atlántico y la costa de más de 60 kilómetros donde flotan islas únicas, auténticas, con una cierta personalidad caribeña. Aquí, ciertamente encuentras playas desiertas de suelo blanco y sedoso. La Ría conforma un Parque Natural protegido desde Cacela Velha hasta la península de Ancão, en Quinta do Lago, y el Centro de Interpretación de este espacio está ubicado en Quinta do Marim, a las afueras de Olhão, un lugar hermoso, ineludible en primavera.
¿Sabían que el perro de agua, el que hizo famoso el presidente Obama, es natural de la Ría Formosa? ¿Qué aquí vive se cría y acompaña a sus pescadores nadando en el agua? Esa es una de las cosas que aprendimos el día que visitamos en familia Quinta do Marim. Un paraje natural precioso, escondido detrás del camping de Olhão, que encuentras saliendo de la ciudad hacia Fuseta y Tavira.
El lugar ciertamente está algo escondido detrás de la vía del tren, pero siguiendo las indicaciones los encuentras rápido. La Quinta es una bonita finca abierta todos los días que puede visitar por el precio de 2 euros y con descuentos para familias.
Un paraje situado frente a la isla de Armona que llega hasta el agua y puedes recorrer a través de un sendero señalizado de 2,5 kilómetros, que comienza junto a los aparcamientos, permitiéndote dar un agradable paseo de dos horas, sobre todo en primavera, cuando las temperaturas no son tan elevadas.
El sendero discurre por ambientes muy diferentes, para que con el paseo tengas la oportunidad de ir descubriendo los paisajes de las dunas, la ría, los pinares, la flora y la fauna de la Ría Formosa.
Si vas con niños es una pequeña aventura. Siguiendo los carteles te adentras en un laberinto de caminos, donde los paneles te invitan a pararte para inspeccionar las flores, o te retan a descubrir los animales escondidos entre los arbustos o en la rama de los árboles.
La belleza del lugar, el silencio, la serenidad, te incitan a sentarte bajo los árboles sólo para perder la vista en el horizonte. Pero cuando vas con niños, no hay tiempo para un respiro.
En aquella caminata todo era un juego y un reto a la vez. ¿Quién conoce esta flor? ¿Quién ha encontrado más espárragos entre los arbustos? ¿Quien ha visto ese pájaro? ¿Habrá tras algunos de los árboles un conejo que, como a Alicia, nos guie en este 'País de las Maravillas'?
Después de atravesar la zona más frondosa y tras muchas paradas de juegos y adivinanzas, el camino nos llevó hasta un viejo puente sobre el agua. Era como un salto del bosque a la playa.
En esas ancianas vigas sobre un mar de plata se aventuraban a pescar aquella mañana algunos valientes, bajo nuestro asombro.
Desde allí, con una fotografía de Olhão y su ría que nunca antes habíamos hecho, saludamos a un barco que hacia la travesía de las islas, ese viaje que tanto nos gusta hacer en verano.
Junto al muelle hallamos los restos de un viejo barco encallado, que disparó la imaginación de los más pequeños. Irremediablemente había que subirse y con un palo a modo de espada simular a un malvado pirata.
También junto al Muelle un gran cartel despertó la curiosidad de todos. Allí estaba escrita la historia de la Boca Cava-Terra, o las bocas, esos deliciosos mariscos de verano.
Un cangrejo que se puede ver con la baja mar y que, en el caso de los machos, presentan una gran pinza más grande que el resto para señalar su territorio. Se alimentan durante la pleamar y cuando baja la marea permanecen escondidos dentro del lodo. Están enterrados todo el año, y para verlos tiene que ser de abril a septiembre. ¡Aquella vez no hubo suerte!
Algo más adelante, de nuevo otra sorpresa un viejo barco atunero, el Marselhesa, aquello si que era un gran barco. No pudimos resistirnos a subir y, en esta ocasión, a jugar a ser intrépidos marineros.
Continuamos el paseo hacia el Molino Mareal, perfectamente recuperado, que se veía a lo lejos suspendido sobre la ría.
Los letreros nos iban explicando el funcionamiento de estas construcciones que empezaron a construirse por toda la costa desde el siglo XIII, realizando la molienda aprovechando la fuerza del agua en las subidas y bajadas de mareas. ¡Hasta 30 molinos de este tipo llegaron a existir en la Ría Formosa!
El Molino Nuevo de Marim, construido en 1885, fue el último en cerrarse en el año 1970, y posteriormente fue restaurado.
Desde el tejado del Molino y sus ventanas el panorama era espectacular: la ría, las islas, Olhão a los lejos, el horizonte.., la inspiración del cualquier pintor.
Desde allí continuamos nuestro sendero hacia el punto de partida y seguimos jugando en el camino y disfrutando de un lugar tan especial como nos pareció aquel día Quinta do Marim: la puerta de entrada a esa maravilla natural que es la Ría Formosa.
6 Comentarios
Fantástico lugar para disfrutar de la naturaleza
ResponderEliminarBuenas, es genial el sitio, podrías poner un enlace para dar con el sitio? Puede que sea esta dirección? 37°01'58.5"N 7°49'19.6"W
ResponderEliminarGracias!!!
Coordenadas GPS: 37º 1`58,63 N 7º 49`18,42 W
EliminarMuchas gracias!!
EliminarSabrias decirme el horario que tiene el parque? gracias
ResponderEliminarDe 9 a 17 horas
EliminarGracias por tu comentario! Obrigado!