Si hay un lugar Sotavento algarvio que huela y sepa a mar especialmente, este es Fuseta. Un pintoresco rincón a medio camino de Tavira y Olhão, donde la vida discurre entre la ría y el mar. Fuseta puede presumir legítimamente de albergar una de las mejores playas del país; de tener con su ría un paraje natural de un alto valor ecológico y, sobre todo, de conservar el aire marinero de un viejo puerto de pescadores. Pocos lugares son tan cautivadores y tan auténticos como esta localidad algarvia.
Fuseta, con s o con z, es una pequeña y pintoresca localidad ubicada entre Olhão y Tavira. Un pueblo de ancianas casas y coquetos rincones, donde la decadencia tiene un matiz de belleza y autenticidad.
Aquí siempre está omnipresente el rico olor al pescado asado que a diario desembarcan sus pescadores en el puerto y se 'grela' en cualquier parrilla instalada en sus calles o plazas.
El pueblo tiene el sabor y la estampa de esos enclaves marineros, de esos que ya no van quedando, de los que han sabido resistir a la invasión del turismo masivo y mantener su esencia y también la hermosura del paisaje espectacular que conforma su isla, entre el mar y la Ría Formosa.
La pertenencia de Fuseta al municipio de Olhão se nota en la fisonomía misma del pueblo, donde las casas de pescadores conservan la arquitectura de forma de cubo con sus azoteas mirando al mar, en la que despuntan las coquetas chimeneas.
Cuando entras a Fuseta ya percibes la 'singularidad' de este lugar. Si lo haces por la primera entrada viniendo desde Tavira a veces tienes que esperar el paso del tren junto a una antigua estación, la de Fuseta-Moncarapacho, una parada que te permite disfrutar del trabajo artesanal en las salinas. Y si tomas la segunda entrada, la más próxima a Olhão, entonces te adentras en sus callejuelas estrechas para acabar desembocando en la gran explanada frente a la ría: la zona riberinha, el escenario que acoge sus fiestas y mercados.
La localidad mantiene el ambiente efervescente de las zonas portuarias, de idas y venidas, de pescadores entrando y saliendo del mar; de turistas embarcando para ir a sus playas paradisíacas; y de forasteros, atrapados por su encanto, que intentan echar raíces aquí, cada día más.
Ese fue el caso del artista parisino Laurent Gugli, que, enamorado del lugar, estableció aquí su taller y curioso y bonito restaurante-bar night 'A Concha', un local en el centro, muy particular, como casi todo en Fuseta, donde puedes tomar un buen vino, algún plato con guiño francés o una rica capirinha con sus sabrosos postres.
El segundo domingo por la mañana se celebra el mercadillo de antigüedades junto a la ría y el camping, en el que se intercalan particulares vendedores de distintas nacionalidades y con las mercancías más dispares. Ese es uno de los momentos en los que se percibe el carácter realmente cosmopolita, que tiene este enclave.
Aunque todo en Fuseta tiene un aire cautivador, el mayor reclamo de este lugar son sus playas, para mí únicas.
En la misma localidad, detrás del camping, sin necesidad de tomar un barco, tienes la playa de Fuseta Ría, con bandera azul. Una opción para bañarte en la misma Ría Formosa, en una playa de arena blanca, especialmente bonita con la marea alta.
Pero, si hay un lugar realmente bonito, ese es Fuseta Playa, situada en la misma isla de Armona, a unos días minutos en un ferry que cuesta 1,80 ida y vuelta y 0,80 para menores de 12 años. El viaje en sí, atravesando la ría, ya merece la pena.
En la playa tienes bares de apoyo, sombrillas, vigilancia e incluso zona deportiva.
Pero, tanto si te desplazas hacia el este o hacia el oeste, tan solo un poco, encuentras parajes realmente salvajes y solitarios, donde el océano adquiere un color turquesa difícil de describir.
Aunque el mar está precioso, tampoco tiene nada que envidiar a la costa de la isla hacia la Ría Formosa. Es espectacular el paseo por aquí, disfrutando con los cangrejos que salen y entran, de las plantas y de los baños en esa gran piscina natural, única.
En el mismo puerto, la empresa Passeios Ria Formosa, no sólo ofrece experiencias turísticas a los visitantes, como salidas para pescar u observación de caballitos de mar, sino que además te brinda el lujo de cruzarte a las playas más solitarias y salvajes del Sotavento: la de 'Barra Nova' y 'Barra Velha', junto a la del Hombre Desnudo.
Me encanta cuando vuelves de la isla de Fuseta al puerto, y compartes un refresco o comida junto a los pescadores o los lugareños que entretienen sus tardes con animada charla entre partidas de petanca.
En Fuseta corren dos vidas paralelas: la del turista que llega aquí buscando el relax bajo el sol de sus playas naturales y la de los hombre de mar. Los barcos de pescadores se intercalan con los ferrys o los 'taxis' que de manera constantes llevan y traen a sus pasajeros a esa costa de gran valor ecológico.
Mientras los turistas llegamos con nuestras sombrillas a la isla de Fuseta, los hombres de aquí se afanan en sus labores de marisqueo en la misma ría.
A veces esas dos vidas confluyen en algún punto y vivimos momentos realmente especiales. Como aquel día que los propios pescadores nos agasajaron con el regalo de compartir su pescado, recién capturado y preparado en los grandes asadores junto al puerto.
Fuseta será hoy más turísticas que nunca, pero por encima de todo, mantiene su esencia marinera, de antiguo almacén de pesca; por eso me quedo con ese momento de la llegada de los barcos a su puerto.
3 Comentarios
Fuz(s)eta fue donde perdí la virginidad
ResponderEliminarEl próximo día 18 de agosto estaré allí a pasase 10 días, llevo 7años acampando allí y desde el primer día me cautivo el pueblo lugares playas islas y la pesca ,estoy ya deseando partir para allá saludos a todos
ResponderEliminarEs de mis lugares favoritos sin duda ! Nuestro lugar de reposo .
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Obrigado!