Café dos Mestres en Fuseta




Siempre que el abuelo viene al Algarve hay que ir a comer pescado asado; regla inquebrantable si queremos tener al abuelo contento. Por eso somos asiduos visitantes de los mejores asadores de esta región y uno de ellos es el Café dos Mestres en Fuseta. Un local que desde el pasado puente de mayo ya podemos decir que cuenta con el certificado de excelencia de nuestro abuelo, y les aseguro que eso vale igual o más que un número 1 en Tripadvisor o un Bib Gourmand Michelín.



En este modesto local a la orilla de la ría y de los barcos de pescadores, los peces parecen saltar del agua para colocarse alineados en la gran parrilla y deleitar a los comensales con un sabroso bocado de mar.





Una de las piezas imprescindibles del decorado de la villa marinera de Fuseta son estos grandes asadores situados junto al mercado y las naves de los marineros, donde los pescadores hacen una parada después de volver del mar.




 
Dos gigantescas parrillas que perfuman la localidad mañana, tarde y noche, despertando el apetito de sus visitantes, nada más cruzar la vía del tren.


 
Café dos Mestres no era desconocido para nosotros, pero sí para el abuelo Teo, que no comprendía cómo, después de tantos años paseando por el Algarve, todavía no lo habíamos llevado a Fuseta a disfrutar de un gran banquete y un grato ambiente, como el de aquel día.



Antes de sentarnos a la mesa, el abuelo ya estaba entusiasmado con el material de las vitrinas situadas en la acera misma de la calle y asombrado con las habilidades del ‘maestro’ de la parrilla, despiezando los grandes peces, aderezándolos y dándoles el punto justo al pescado para que el fuego no acabase abrasando el interior.





Nos sentamos en ‘primera fila’, justo al lado de la enorme barbacoa, aquello era como un espectáculo para grandes y pequeños, tanto que mi hijo, con pretensiones de chef, se propuso aprender aquel día la lección del corte del pescado grabando y haciendo fotos con su teléfono móvil.



En Café dos Maestres, nada más sentarte en la mesa, todavía sin pedir, llegan las aceitunas, una rica ensalada fresca con orégano y el pan casero, acompañado de mantequilla y el paté de sardina, que siempre puedes rechazar. Pero, ¡cómo vamos a renunciar en Portugal a no empezar la comida untando pan, sería como un pecado!



Mientras nos entreteníamos con las entradas y la cerveza, elegimos en la vitrina para compartir los cuatro mayores un pargo y dos chocos asados, con tinta, por supuesto, para multiplicar el sabor. Los niños, sin embargo, sucumbieron a la sugerencia del camarero de las hamburguesas y salchichas frescas a la barbacoa.



Los platos ‘infantiles’ eran dos gigantes bandejas. Una de ellas con dos hamburguesas, arroz y patatas caseras recién fritas en la cocina y la otra con salchichas y el mismo acompañamiento.


 
Para los adultos llegó un jugoso pargo con unas deliciosas patatas asadas. Mientras nos chupábamos los dedos con aquel pescado, David contaba a su padre que Portugal es el primer país europeo en consumo de pescado y que, según Ferrán Adriá, es el que tiene mayor variedad y calidad. Por primera vez, mi suegro coincidía en alguno de los gustos del mejor chef del mundo y se atrevía incluso a puntualizarlo, añadiendo que también en Portugal es donde mejor saben asar el pescado, “¡como aquí en ninguna parte!”.



El abuelo ya había disfrutado bastante, hasta el vino blanco fresco de presión le pareció como un buen reserva, ahora le tocaba a la abuela que no perdona nunca el postre, y más aún si son tartas caseras de la casa, como la de limón que todos acabamos probando para corroborar la opinión de que era una de las mejores.


 
Café dos Mestres se mantiene a la altura hasta al final de la comida con sugerentes propuestas de tartas que no defraudan.


 
Hay mucha gente que cuando viene al Algarve me pregunta por esos sitios donde comen los algarvios a diario, por esos lugares de pescado recién llegado a la costa, por esos restaurantes donde se come bien, mucho y a buen precio. Pues uno de esos lugares es Café dos Mestres, un comedor privilegiado a los pies de la Ría Formosa y desde ahora uno de los lugares favoritos del abuelo.

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