Restaurante Mum's en Sagres





Dicen que en Sagres comenzó la globalización, aquí en su Escuela de Navegación se gestó buena parte de la aventura descubridora del otro Mundo, en esta esquina del continente se inició el proceso de la colonización. Por eso quizá Sagres es uno de los rincones más cosmopolitas del Algarve, por eso y por la influencia del surf, que ha convertido esta pequeña y deslavazada población en un destino surfista de fama mundial. 



El surf ha traído a Sagres interesantes contrastes en su ambiente, en sus modos de vida, en sus habitantes, en sus hoteles y también en su cocina. Personalmente me encantan las ciudades surferas por esa discordancia en todo, por esa convivencia sin roces de lo popular y marinero con lo hippie, lo bohemio y lo chic, permitiéndote vivir experiencias muy dispares en un mismo espacio.



En la oferta gastronómica de esta ciudad y de toda la Costa Vicentina también existe esa avenencia, y junto a las tascas y restaurantes de la cocina más tradicional, con los carteles de percebes, pulpo y otras delicias del mar,  tienes otros con propuestas más mundanas, innovadoras y atrevidas. Uno de estos restaurantes es Mum’s, un reciente hallazgo. Pocos restaurantes hay en el Algarve como éste, para nosotros ha sido una sorpresa, una grata sorpresa que nos brindó una cena rica, diferente y divertida en un marco muy ‘sui generis’.


Mum’s está ubicado en pleno centro del pueblo, en la calle Comandante Matoso, donde se concentran los locales de moda; un lugar que no pasa desapercibido por su original decoración. Nada más verlo, con sus cortinas coloridas, su ambiente vintage, su colección de objetos, supimos que íbamos a probarlo. 


El restaurante es uno de esos sitios que te entra por el ojo. Resulta increíble comprobar cómo se ha conseguido un local tan atractivo con una condensación de objetos tan dispares en dos pequeñas salas. 


Esculturas, cajas de vino, un viejo piano, pinturas, carteles de publicidad, jarros de flores, lámparas, cojines de colores,  o hasta dentífrico en las paredes se mezclan en este espacio para conformar una atmósfera típicamente kitsch y dotar al lugar de una personalidad muy especial. 


En el aspecto culinario Mum’ s se autodefine como cocina casera, pero nada más lejos de la realidad. Su cocina es como su decoración: divertida, ecléctica, sorprendente y creativa. A la que también se le puede añadir el calificativo de vegetariana, vegana y saludable, ya que los productos utilizados son biológicos y la calidad y su origen están garantizados.  


Otro de los punto fuertes de Mum’s  son sus cócteles, con una carta propia que incluye 21 propuestas, que llevan nombres tan sugerentes como Carmen Miranda, Fadista, Frida Kahlo o Wampyro Lesbos…


El restaurante se ha hecho tan popular que dicen que resulta difícil tener mesa, pero nosotros fue llegar y topar, quizá porque era algo temprano. 



La carta es un cúmulo de tentaciones. Los títulos son tan sugerentes, que nos costó distribuir la elección entre los dos. Al final, decidimos empezar con un ‘desayuno’: un cappuccino de bacalao con espuma de parmesano, croissant incluido; y un galão wakame, la leche manchada portuguesa en vaso largo, en esta ocasión con setas, algas wakame y espuma de soja, con galletas de acompañamiento.



Dos trampantojos deliciosos y contundentes para empezar aquel show culinario, en el que nos quedamos con las ganas de probar también otras entradas como el Saint Jacques o carpaccio de vieiras, los mejillones de Sagres y la sopa Bugs Bunny


Siguiendo el espíritu del lugar, nos decantamos por el Maias, un vino blanco orgánico del Dão. Es la sugerencia más económica de una carta de vinos nada barata, que no llegamos a probar por estar agotado y que, amablemente, nos cambiaron por una Malvasia-Fino de las misma bodega, Quinta das Maias de la Serra da Estrela, realmente rico y al mismo precio. 


Los platos principales se dividen en un apartado vegetariano y una selección interesante de pescados de la costa algarvia, en la que, por supuesto, está presente el pulpo, el atún y el pescado que ese día desembarque en el puerto de Sagres.  Sin embargo, una vez más la literatura no embaucó y aquellos largos títulos de las sugerencias vegetarianas despertaron nuestro interés por probarlos. 


Para mi fue un Light Breeze Through the Grass, vegetales con roquefort, manzana verde y polenta. Y para él fue un Mum's Falafel con ensalada, salsa tzatziki y harissa. Valorándolos en la terminología Masterchef diría que estaban bien ejecutados, sabrosos, muy sabrosos y con una buena presentación. ¡Muy ricos!


Los platos de Teresa Carles en Barcelona y de Mum's en Sagres nos han dado una nueva visión de la cocina vegetariana y vegana, y nos han hecho aficionados a unas recetas llenas de matices, de combinaciones nuevas con las que se consiguen resultados increíbles, de finales deliciosos como el postre con el que pusimo el punto y final a aquella cena.


El precio de la cena fue con dos entradas, dos platos principales, un postre y una botella de vino, 60 euros. Una cuenta escondida en la Odisea de Homero, posiblemente en el canto donde se lee "No hay cosa más inoportuna que el maldito estómago que nos incita por fuerza a acordarnos de él, y aun al que está muy afligido y con un gran pesar en las mientes, como yo ahora tengo el mío, lo fuerza a comer y beber. También a mí me hace olvidar todos los males, que he padecido; y me ordena llenarlo.”


Mum's nos entró por el ojo y nos conquistó por el estómago y por los detalles. 

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