Feria Tierra de Mayo en Azinhal



Mayo se despide en el Algarve con una exaltación a la vida rural; brindándole un protagonismo especial a las aldeas, antes de que la temporada veraniega centre todas las miradas en su costa. Y lo hace con varias citas, entre ellas la Feria Tierra de Mayo en la aldea de Azinhal. Un evento con mucha personalidad en los que se exhibe lo más genuino y entrañable de este territorio.


Azinhal es una debilidad personal y una especie de refugio para cargar pilas. No hay nada como desembarcar aquí una mañana temprano, tomar un café en su bar y hacer el sendero ‘Uma janela para Guadiana’, para terminar de nuevo en el bar con una cerveza y un queso de la zona, junto con los abuelos del pueblo. Este lugar se ha convertido en nuestro particular viernes al sol.


La vuelta a casa se completa con dos paradas para comprar los souvenirs preferido para mis hijos: en la pastelería y en la quesería artesanal, ubicada en se gran edificio multiusos que acoge el evento Terras de Maio, y donde se produce uno de los quesos frescos de cabra algarvia más exquisitos de Portugal.


En este pueblo nadie se asombra por los avances tecnológicos, ni se conocen las novedades de la marca de la manzana; ahora, eso sí, se siguen ilusionando con el paseo, la conversación, la buena comida o la música y si algo les preocupa es velar por conservar lo suyo: su folclore, su entorno natural, sus oficios y sus costumbres.


Todo lo que les cuento lo pueden ustedes corroborar si visitan la Feria Terra de Maio. Durante tres días, en el Centro Mulitusos que alberga la quesería y en sus jardines, se deja constancia de la personalidad de esta aldea y también de la vida rural algarvia.


¿Cómo es la feria? Encantadora, divertida y rica…, muy rica, porque te vas a encontrar con muchas cosas para saborear: quesos, por supuesto, acompañados de vinos, compotas, dulces caseros, fruta, licores, pan…


La bienvenida al recinto nos la dieron en nuestra visita los ‘maios’, los grandes muñecos algarvios que durante este mes se colocan con mensajes satíricios por campos, calles y plazas. Mientras nos fotografiábamos con algunos de ellos, nos tomamos un zumo de naranja algarvia fresquito para sofocar el calor.



El recinto estaba dividido en varias áreas temáticas. A un lado, junto al kiosco de los zumos, la zona del escenario donde se celebran las actuaciones musicales, y en frente un gran mercadillo conformado por los típicos puestos de Castro Marim con sus más representativos artesanos de dulces, quesos, panes licores, cestas…, casi todos conocidos por nosotros.


La zona interior y los aledaños del jardín completaban el mercadillo con la muestra y venta de oficios artesanos con la caña, la anea, los cuchillos o los encajes de bolillos. Es sorprendente la habilidad de estas mujeres y hombres en oficios y artes desconocidos para los más jóvenes.



Llegamos a buena hora, porque la zona central del salón multiusos acogía un showcooking que nos brindó la ocasión de degustar los platos de la escuela de hostelería de Vila Real de Santo António.


Mientras se elaboraban las recetas a nuestra vista, recorrimos el recinto y probamos los productos de los stands que rodeaban el espacio: la cerveza artesanal de algarroba Moura, los licores de Fazenda do Cré, los vinos del Algarve, las compotas de Quinta das Atalaias, los quesos de la Fábrica do Queijo o las conservas con higo chumbo que aportaba la Confraria de Figo das Indias.




Allí hicimos nuestro picoteo, pero fuera, en un lateral junto a la quesería, un gran comedor con tascas ofrecía suculentos guisos, platos algarvios e incluso una mariscada para comer de lujo en la feria. Y para rematar el almuerzo estaban los dulces y tartas caseras de la pastelería A Prova de Azinhal y de Saboia en Junqueira.


Tienes mucho que probar aquí, pero no te puedes ir sin pasar por la quesería en un ala del edificio y llevarte alguno de los quesos que aquí se hacen con la leche de la cabra algarvia, cuajada con la flor de cardo, y aderezado con la sal de Castro Marim.


La Feira Terra de Maio no es sólo una exhibición de sabores y de saberes, también es un espacio donde la diversión es constante. Puedes montar a caballo, tirar con arco, hacer queso, pasear en burro, bailar...


Pero, el verdadero sentido de esta feria está en la cabra de raza algarvia y el eje central de este evento es la elección de los mejores ejemplares con la participación de todos los productores del territorio. El pasado año lo hicieron 11 de ellos, llevando a concurso 55 ejemplares de una raza autóctona cuya leche es tremendamente apreciada para la elaboración de los quesos.


Quienes se sientan atraídos por el otro Algarve, por ese que viven y sienten como muy suyo los algarvios, que anote esta cita en su agenda.  ¡No se van a arrepentir!

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