Herdade da Corte, un hotel para perderse





Porque no todos los hoteles del Algarve son iguales o parecidos, hoy vengo a hablarles de uno auténtico y diferente: Herdade da Corte. En un lugar recóndito del Barrocal algarvio, no muy lejos de Tavira y antes de llegar a Santa Catarina, está escondido este retiro donde merece la pena perderse, aunque sea en una noche de lluvia y tormenta como la que elegimos para nuestra última visita. Herdade da Corte no es un hotel al uso, es algo más que una bonita habitación en el campo, es un encuentro con la cultura, la gente y la esencia de esta región. Por eso, muchos fines de semana encuentras propuestas muy sugerentes para visitarlo.
En la agenda del Algarve siempre aparecen cosas interesantes para vivir una experiencia original que rompa con la monotonía del fin de semana y, sobre todo, que lo hagan único o inolvidable por alguna u otra razón. Y dentro de esas sugerencias están las propuestas que habitualmente presenta el hotel rural Herdade da Corte.


Herdade es un pequeño hotel, un alojamiento con encanto, que sólo encontrarás si vas a buscarlo. Literalmente está escondido en un medio del campo y para llegar hasta aquí tienes que circular por estrechas carreteras. Una aparente dificultad que lo hace todavía más tentador.



Aquel sábado, inesperadamente lluvioso, después de pasear por Tavira y refugiarnos con un té y una copa junto a la orilla izquierda del río en Pessoa's Café, decidimos terminar el día con un concierto de jazz, de Cherry Quintet, una formación de Lisboa que tocaba en el hotel Herdade da Corte.


La tarde cerrada y gris invitaba un poco a eso; vinos, quesos, tapas algarvias, buena compañía y gran música. Así que tomamos la carretera dirección a Santa Catarina, donde encontramos el desvío hacia el hotel. Llegamos cerrándose el día, con algo de luz para mostrales a nuestros amigos aquel lugar que ya conocíamos, una preciosa hacienda de más de 100 hectáreas, con varios habitaciones en torno a una bonita piscina y una gran salón rústico, donde se concentra la convivencia, la charla, las comidas y los conciertos. 


Nos decidimos por un rico vino tino de Bairrada y para acompañarlo una selección de quesos y embutidos con pan de algarroba. 


Y continuamos, sin abandonar el tinto, pero cambiando de denominación, con un vino del Douro para acompañar el aliño de pulpo, más quesos y tortillitas.




El jazz se fusionaba en esta ocasión con una rica muestra de tapas algarvía, como los huevos revueltos con farinheira, un embutido típico portugués, que llegaban a todas la mesas. 


Y entre plato y plato, copa y copa, y aplausos a la interpretación de un excelente cuarteto, João, el anfitrión nos animaba a volver el primer domingo de mes para disfrutar de un brunch, las 11.30 horas, con jazz en directo (17 euros) o a quedarnos a dormir en el próximo concierto, aprovechando el descuento del 50 por ciento en la habitación que se brinda a los asistentes. 


Aquella vez no pudo ser, pero estoy segura que pronto habrá otra ocasión para exprimir la noche en Herdade da Corte y disfrutar, quizá, de la música de Mile Davis bajo un mar de estrellas. 

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