Si a la mejor carne del mundo, o al menos una de las de
mayor fama como es la uruguaya, le unes un elegante restaurante con un ambiente
único y un excelente servicio, el resultado es un almuerzo brillante. Eso es lo
que ocurre los domingos en el restaurante Parrilla Natural de Almancil.
Hacía tiempo que el cocinero de otro restaurante de esta
localidad nos había lanzado el reto de probar las carnes de esta parrilla uruguaya,
asegurando que eran las mejores de toda la región y con un punto único. Y, sin haberlo planeado, un domingo de
principios de otoño estábamos allí sentados en aquel distinguido salón con
vistas a un precioso jardín, estrenando el menú de los domingos en Parilla
Natural por pura casualidad.
Almancil siempre es
una caja de sorpresas. En esas carreteras que van desde esta localidad a Quinta
do Lago, Vale do Garrão y Vale do Lobo se esconden algunos de los mejores y más
lujosos restaurantes de todo el Algarve, entre ellos el restaurante São Gabriel
con una estrella Michelín, que tiene al frente al cocinero Leonel Pereira,
natural de esa recóndita aldea de Martim Longo en Alcoutim, famosa por su pan.
Precisamente fue buscando un sustituto para São Gabriel,
cerrado en aquel momento, cuando nos topamos con aquel asador uruguayo, al que
irremediablemente hemos tenidos que volver.
En un gran cartel en la puerta de lo que parecía una lujosa
mansión residencial se anunciaba un menú dominical. Después de un largo paseo por la playa de Vale
do Lobo había hambre, mucha hambre, así que no buscamos mucho más, era una
buena oportunidad para entrar y comprobar si aquella parrilla respondía a las
expectativas que nos habían creado.
Fuimos los primeros comensales del nuevo menú de este
restaurante, que abre todos los días para las cenas, pero sólo los domingos
para el almuerzo. La primera vez éramos pocos en aquel inmenso salón con
cristaleras hacía un majestuoso jardín, pero en la segunda ocasión los
comensales se distribuían y llenaban las estancias en diferentes alturas.
La virtud gastronómica de este local es la combinación de
una carne 100 por cien natural, asadas con un punto único en la parilla, y aderezadas
y acompañadas con especias, vegetales, verduras y frutas de su propio huerto. Si hay fresas fuera, también la encontrarás en
sus platos, si cuelgan madroños de sus árboles, alguna receta encontrarás con
ellos. Aquí se respeta el principio sostenible de la comida de temporada.
El menú se abre con varias entradas para picar mientras vas
madurando la elección del primer y segundo plato. La mesa se llena de mantequilla, nunca puede
faltar en Portugal; aceitunas algarvias, de esas fuertes que se hacen
adictivas; queso feta y una selección de
panes irresistibles, sobre todo el que llega regado de aceite de oliva recién
salido del horno.
Como primer plato siempre se alterna una crema casera con
algún entrante más fresco, como el paté o el carpaccio. En nuestra primera
visita disfrutamos hasta rebañar como niños pequeños una asombrosa crema de guisantes,
y que tuvimos la suerte de repetir. Una
crema con una textura asombrosa, con sabor a puro guisante, que contrasta con
el pan y el baicon crujiente.
El gran festín llega con el segundo plato, donde la
protagonista es la carne, cordero, pollo o vazia pasados por la parilla al
punto que decida el comensal.
Para
acompañar una acuarela de sabores: zanahorias aliñadas con ajo, guisantes
cocidos con menta, patatas asada y rehogadas con aceite, brócoli y pudin de
yorkshire con salsa Gravy.
Es difícil poder dejar vacios todos los cuencos, sobre todo si eres golosos y no quieres
macharte sin probar unos postres excepcionales, como su crumble de manzana
caliente, sacado del horno con helado casero de vainilla o su sorberte de
maracuyá y plátano.
Nos gustan los restaurantes que ofrecen más que una buena
comida y ese es el caso de Parilla Natural. El ambiente, el mobiliario, la
música ambiental y sobre todo la atención de su numeroso y atento personal nos
hacían sentirnos 'reyes' en un lugar único y privilegiado.
La primera vez nos acompañaron y explicaron su huerto y ese
maravilloso jardín para veladas especiales en verano. La segunda vez nos
agasajaron con un oporto en la terraza del salón, escuchando el agua caer en la
alberca y con una rica manta de lana para los pies. ¿Qué nos esperará en la
próxima?
-El almuerzo dominical es a un precio de 25 euros y de 12,5 euros. En el almuerzo hay actividades para niños y música en vivo.
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1 Comentarios
obrigado a todos
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Obrigado!