Paderne Medieval



En el Algarve, junto a los pueblos de mayor renombre turístico, están otros escondidos, desapercibidos para muchos en estos tiempos, pero que jugaron un importante papel histórico. Localidades que guardan bonitos tesoros patrimoniales y naturales. Uno de estos lugares es Paderne, una villa única y tranquila del interior algarvio a pocos kilómetros de la bulliciosa Albufeira, que celebra la entrada del nuevo año de una manera muy particular: recreando y recordando su pasado.


Como en otras ocasiones el apetito nos brindó la ocasión de descubrir un nuevo lugar algarvio. Fue en un viaje de vuelta de Lisboa cuando entramos por primera vez en Paderne para comer en el restaurante Moiras Encantadas, una de las cocinas favoritas del que fuera presidente de la República. Paderne, a pesar de ser tan pequeño, tiene una oferta gastronómica muy interesante.


Volvimos en Semana Santa en una excursión con mi hijo y su prima Jimena, a los que retamos a subir hacia las ruinas del castillo, uno de los siete 'castelos' que luce la bandera de Portugal.


Aquella excursión fue memorable en mi familia. Descubrimos los antiguos lavaderos y recorrimos la ribera del río Quarteira hacia el castillo.


Allí donde cuenta la leyenda que las moras se bañaban cuando se produjo el asalto de los cristianos de D. Paio Peres Correia al castillo, corriendo a refugiarse en el subterráneo del mismo, donde quedaron encantadas defendiendo sus tesoros. A media noche o a medio día, algunos aseguran haber visto algunas de estas moras encantadas.


La verdad es que Paderne está rodeado de parajes naturales únicos para recorrerlos a través de varios senderos a pie o bicicleta.


Nuestra última visita Paderne fue un 1 de enero, después de celebrar el fin de año en Albufeira, aquella primera mañana decidimos empezar el año de una manera muy diferente y divertida para todos. ¡Nos fuimos de Feria Medieval!


Y lo hicimos tan tempraneros como el mismo gallo; nada más abrir sus puertas la feria, allí estábamos nosotros, recorriendo aquellas estrechas calles disfrazadas del medioevo.


En cada rincón de aquel pueblo estaba el escudo de la Orden de Santiago; el recuerdo de la conquista por aquellos hombres del lugar a los moros en 1248.




Llegamos a la Feria cuando ya empezaba a apretar el hambre y nos encontramos un paisaje realmente suculento.


Panes y dulces caseros acabados de amasar y de hornear.



Sopas calentitas para abrigar aquella primera mañana de enero.



Carnes asadas en grandes barbacoas y sangría para estrenar el año con dulces brindis.



Y, como siempre ocurre en el Algarve, dulces, muchos dulces. Tentaciones irresistibles, clásicas y también innovadoras, pero sobre todo provocadoras para golosos como nosotros.




Disfrutando de un rico festín, nos sorprendió el desembarco de la orden militar por aquellas calles. Una recreación de las escenas de la Reconquista algarvia, que comenzó en la puerta de su iglesia del siglo XVI.


Un coqueto tesoro patrimonial con el tradicional presépio algarvio en su altar.


Los caballeros medievales se entremezclaron con los turistas entre las calles. Calles repletas de mercaderes con bonitos tenderetes, que empezaron a animarse con teatros callejeros y música.



Aquello fue una experiencia distinta y única para celebrar el año en uno de los pueblos más antiguos del Algarve.


Una mirada diferente de esta región. Paderne está en las antípodas del resto del Algarve; un rincón humilde y rural, repleto de autenticidad.


PADERNE MEDIEVAL se celebra del 28 de diciembre al 1 de enero, desde las 12.00 a las 21.00 horas.

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