Una de las cosas que me encanta de Portugal es que de alguna u otra manera propicia siempre un encuentro con aquellos años perdidos de mi infancia y me brinda la ocasión, aunque sola sea instantánea, de sentir las sensaciones de aquellos maravillosos años con personas que ya no están. La última ocasión llegó con la visita al restaurante A Venda, una comida original en el comedor de otros tiempos.
Imagina volver al salón de la casa de tus abuelos. A comer en aquella mesa de madera bajo una lámpara de cristales, cubierta de un pañito de crochet, rodeada de las fotos en sepia de antepasados que no consigues reconocer.
Imagina almorzar sentada en aquellas sillas cojas de madera, tapizadas con gruesos tejidos, entre pinturas descoloridas o láminas religiosas enmarcadas, regalos de la caja de polvorones o de los almanaques de las monjitas.
Imagina cenar en un comedor rodeado de viejos muebles repletos de platos de porcelana cascados, discos antiguos y manteles con olor a las bolitas de naftalinas que se escondía en los cajones para ahuyentar las polillas.
Si te paras en la Rua Compromiso número 60 de Faro, en esa calle de grandes y antiguos adoquines, no hace falta que juegues con la memoria, sólo atravesar la puerta de una antigua y bonita casa señorial para adentrarte en el ambiente entrañable de ese comedor plagiado al de muchos de nuestros abuelos.
Así es A Venda, un restaurante de Faro que rompe moldes en todos los sentidos. No sólo por su estética retro, sino también porque en su espíritu pretende recrear el ambiente de las ‘as vendas’ las tiendas de ultramarinos de los pueblos portugueses, o también de nuestros ‘colmados’, como la tienda de Paquita de mi pueblo donde se encontraban a diario toda las vecinas del barrio para ponerse al día de las novedades, mientras esperaban el corte del embutido.
La primera vez que husmeamos por A Venda, pocos después de abrir sus puertas, nos sorprendió el concepto. Nos encontramos con una coqueta tienda con un ancho mostrador, donde a la vez se vendía y se preparaba la comida. Unos platos, que se servían en el curioso comedor del fondo.
A Venda se promociona como una casa de tapas, que Ana y Vasco cocinan o montan sobre la marcha con los productos que puedes comprar en la propia tienda. Pero más que tapas, son medias raciones de platos muy tradicionales del recetario luso, en la que sus cocineros aplican su ingenio para darle un toque diferente e interesante, como es el caso de sus pataniscas vegetales o el bacalao verde.
El restaurante no es un lugar para ir con prisas, tal y como ocurría en las viejas tiendas de ultramarinos donde se alargaba la compra para extender la charla. Es un local para compartir la comida y el tiempo con tus acompañantes, mientras frente a ti se van preparando los platos lentamente.
¡Aquí se viene a disfrutar! Es lo que viene a decir el ‘manifiesto’ de la primera página de la carta, envuelta en la portada del cuaderno de ejercicios de Palma Fernandes, con los que los jóvenes portugueses de los años 60 aprendieron algebra y geometría, como nosotros hicimos con aquellos Rubio.
Y para empezar a disfrutar del espacio y su comida tienes las típicas entradas algarvias (zanahorias aliñadas, patés y aceitunas a 1 euro) y para ´picar’ embutidos y quesos, acompañados con tomates secos, miel y almendras (4/7 euros).
Puedes continuar con las sugerencias del día, que siempre hay varias, como nosotros lo hicimos con un gazpacho (2 euros) y una riquísima tomatada con huevo escalfado de Alentejo (5 euros), acompañada por un vino de la misma región (9 euros la botella).
De aquella degustación en A Venda nos sorprendieron también las setas a bulhão pato, que es la receta como se cocinan en Portugal las almejas y que según cuentan es un homenaje a la afición gastronómica del poeta hispano luso António Bulhão Pato, que como buen vasco siempre tuvo presente la cocina, incluso en su literatura.
También nos llevó a chuparnos los dedos la morcilla con fruta fresca. Aquel bocado volvió a ser un déjà vu de la cocina de mis abuelas.
A Venda tiene la suficiente originalidad en su concepto y sus propuestas como para reservar una parada cuando visites Faro. Quizá allí sentado te sientas como uno más de los Lopes, ‘los Alcantara’ portugueses de la serie Conta-me como foi.
DATOS DE INTERÉS:
-Está ubicado en al Rua Compromisso, 60 de Faro. Está abierto de martes a sábado de 12.00 a 16.00 horas y de 19.00 a 00.00 horas. Tiene una tienda donde puedes comprar productos portugueses, como conservas, compotas o souvenirs.
-No aceptan tarjetas que no sean nacionales.
-No aceptan tarjetas que no sean nacionales.
-El precio está en unos 15 euros por persona.
0 Comentarios
Gracias por tu comentario! Obrigado!