COMPRAS-GASTRONOMÍA
Dicen que hay una ciudad en la Patagonia que se conoce como la ‘Suiza Argentina’, de este punto del mundo tan lejano para los ibéricos, de Bariloche, es Beatriz, la artífice de uno de los lugares más encantadores y golosos que se han abierto últimamente en Faro, una chocolatería artesanal en la Baixa que lleva el nombre de su artista.
A finales del pasado año la ciudad de Faro incrementó sus lugares especiales con la apertura de un lugar difícil de calificar. Y digo difícil porque aunque se trata una chocolatería (establecimiento en el que se fabrica, se vende o se sirve chocolate), su decoración, su ambiente, sus rincones o sus olores lo convierten en algo distinto y cautivador.
Beatriz, como nos ha pasado a muchos, llegó a Portugal en la década de los 90 y quedó atrapada de este país, tanto que ya no quiso volver. Y para no hacerlo se agarró a sus raíces, a la tradición chocolatera de su tierra natal, una dulce tradición que comenzaron unos inmigrantes italianos europeos y se extendió de tal manera que acabó dando fama a esta localidad en el mundo entero.
La argentina se hizo chocolatera en Portugal y montó en 2010 su primera tienda y fábrica en una vieja casa que la cautivó a las afueras del pueblo de Odemira en la costa alentejana. Siete años más tardes encontró más al sur un nuevo un espacio inspirador para la creación y exposición de sus pequeñas obras, una antigua casa en la baixa de Faro, muy cerca del Consulado de Brasil y con entradas por dos calles: Alexandre Herculano y Veríssimo da Almeida.
Puede haber alguien que no le guste el chocolate, es posible; pero difícilmente puede haber alguien que no quede prendado de esta chocolatería, de suelos hidráulicos desgasgtados, de sus techos altos, de sus puertas de madera repintadas, de sus viejos muebles, de los pañitos de crochet en sus ventanas.
Los Chocolates de Beatriz, que es como se llama el establecimiento, es puro encanto. Un local con bonitos rincones en los que sentarse a disfrutar de la buena música, de un libro o de un juego, compartido con una taza de chocolate caliente o bien con uno de sus particulares 'menús' (surtido de tres chocolates con una copa de vino de Oporto o de Ginja de Óbidos por 4,8 euros/ o tres surtidos de chocolate y una taza de té o leche por 2,9 euros).
Pero también puedes ir sólo a comprar. La parte de la tienda la conforman dos aparadores antiguos, que la dueña ha convertido en exhibidores de sus creaciones en las que el chocolate se manifiesta en formas y combinaciones irresistibles con frutos secos, semillas, especias...
La filosofía de la maestra chocolatera es conseguir un buen producto, rico, a un buen precio, usando materias primas de primera calidad, sin aromas ni colorantes, porque eso, como todo lo bueno, su duración es corta y tienen que consumirse en pocos días.
Faro tiene ya su particular templo del chocolate, una invitación irresistible para los más golosos, pero también para quien persigue la originalidad y un bocado gourmet.
-Los surtidos de chocolates para llevar van desde los 13 a los 40 euros. Las tabletas de chocolate entre 2,50 y 3.30 euros. Tiene diferentes menús y surtidos a precios muy variados.
DATOS DE INTERÉS:
-El chocolatería está ubicado en la Alexandre Herculano y Veríssimo da Almeida. Abre de 10.00-13.00 horas y de 15.00 a 19.00 horas de martes a sábado. Cierra los domingos y lunes.
-Los surtidos de chocolates para llevar van desde los 13 a los 40 euros. Las tabletas de chocolate entre 2,50 y 3.30 euros. Tiene diferentes menús y surtidos a precios muy variados.
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