Guestohouse Loulé Coreto, un hotelito con mimo



¿Buscan un hotel en Loulé? Les aconsejo uno que abrió sus puertas a principios de este año, un nuevo alojamiento especialmente particular. Se trata del ‘hermano’ del Hostel Loulé Coreto, un guesthouse con el mismo nombre escondido en la parte baja del su edificio, en el que destacan los mimos de su dueña, Mafalda y su equipo.

En la Avenida José Costa Mealha, frente a ese templete de músicos, en un edificio que pasa desapercibido para el viandante, se estrenó en el mes de febrero el Guesthouse Loulé Coreto, un pequeño hotel muy particular. La construcción, muy corriente por fuera, disimula bastante bien el lugar tan encantador que alberga en su sótano.


En la parte más profunda del edificio, tras esas ventanas que lindan con la acera de la Avenida y la calle colindante, Mafalda ha habilitado un guesthouse muy particular, que sin ser nada pretensioso, más bien modesto, acaba atrapándote por la cantidad y la calidad de sus detalles. Pinceladas que hacen especialmente grata y especial la estancia, tanto que ya hemos repetido sin dudar.



No puedo esconderles que me sorprendió cuando su anfitriona, que nos esperaba gentilmente a la hora elegida por nosotros para registrarnos, nos acompañó hacia el sótano. No me imaginaba tras aquella puerta un coqueto hall con una gran sillón rojo y, junto al mismo, una máquina de Nespresso , una variada caja de té y ‘chuches’ gentileza de la casa para sus clientes.


Un hall presidido por un gran dibujo del poeta António Aleixo y una de sus ‘quadras’: ‘Tiene la música el poder de convertir al hombre feliz; no hay quién sepa decir, tanto como ella nos dice’.



La entrada da paso a un largo pasillo de preciosos suelos hidráulicos. En uno de sus extremos una gran foto en blanco y negro parece da la sensación de que podemos entrar con un paso en una de esas calles históricas de esta ciudad, a través de sus arcos.



La decoración de ese largo pasillo que distribuye las habitaciones es un homenaje a la identidad de la ciudad, especialmente a su cultura musical y a su actividad artesanal vinculada al trabajo con la palma, el corcho o los frutos secos


Abrimos la puerta de la habitación y nos encontramos con un retrato en azulejos del Mercado de Loulé, su edificio más emblemático, encima de la cama; y junto a ellas dos lámparas y alfombras de palma, fruto de la reinvención que Loulé Criativo le está dando a este material que tan bien dominan las mujeres de sus aldeas.



Sobre la almohada dos cojines reflejaban el mosaico de la calzada portuguesa y la escultura de la vendedora del mercado. Una referencia más a la identidad louletana.




El hotelito, porque el diminutivo pienso que hace gala mejor de su carácter entrañable, pone en evidencia una enorme sensibilidad de su gestora y un derroche de hospitalidad con sus huéspedes, para los que siempre hay algún obsequio en la habitación.


Me encantó el Guesthouse, me pareció cómodo, céntrico, confortable, familiar, coqueto…Podría seguir añadiendo adjetivos calificativos y positivos, pero me guardo algunos para describirles cómo es el desayuno.



En el fondo del pasillo de las habitaciones, cada mañana se sirven los desayunos incluidos en el precio de la habitación. Y se hace en una pequeña sala, a modo de office, junto a la cocina, en la que tienes un buffet para servirte tú mismo y la posibilidad de pedir a la cocina la elaboración sobre la marcha de algo calentito.




La sala es una monería. Toda la vajilla te la querías llevar para casa, y los salvamanteles, y la tetera, y el servilletero…


Y luego están, junto a una gran variedad de frutas, los quesos y las compotas artesanales, un surtido de deliciosas galletas caseras, diferentes panes o ese maravilloso bizcocho o los folhados de Loulé, recién hechos la misma mañana. En el Guesthouse Loulé Coreto, desde que llegas, hasta que de te despides, todos son mimos.


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