La playa de Altura, para chuparse los dedos



Uno de los primeros lugares donde probé la cocina algarvia fue en Altura. Hace ya casi dos décadas que conocemos esta localidad costera de Castro Marim, situada entre Monte Gordo y Manta Rota. En aquellos años la fama del arroz de sus restaurantes traspasaba la frontera y convertía este particular pueblo en un santuario gastronómico para los españoles. Y es que Altura no sólo puede presumir de una playa espectacular, la de Alagoa, sino también de aglutinar una de las más interesantes ofertas culinarias de la región. Te aseguro que vas a encontrar muchas ocasiones para chuparte los dedos.

Nuestro primer encuentro con Altura fue en una visita al tan famoso restaurante A Chaminé para comprobar si la fama de su arroz y de sus recetas portuguesas se correspondía con la realidad y así fue.


A Chaminé no defrauda nunca en sus sugerencias, en las que encuentras los platos más típicos del recetario regional con algunos 'atrevimientos' más sofisticados y acertados de su chef, lo que lo hacen que su cocina sea más refinada que otros restaurantes del entorno, y siempre deliciosa y bien atendida.


Aquel día que visitamos por primera vez A Chaminé también quedamos prendados de aquella gran playa que había sus espaldas y, desde entonces, se convirtió en uno de los refugios más asiduos de todos nuestros veranos y en uno de nuestros destinos preferidos a la hora de cruzar la frontera para comer.


La playa de Alagoa, como se llama la playa de Altura, es un gran arenal blanco en el que mis hijos pasan las horas con entretenidas competiciones de fútbol internacional o acaban convenciéndote de lo barata que es la oferta para montarse en una canoa o en un hidropedal.


Todavía recordamos entre risas el día en que el abuelo sucumbió al mareo provocado por una travesía en uno de estos barcos de goma y sólo lo compensó de tan amargo trago una gran y rica 'cavala grelhada' con picadillo en el restaurante Das Mares, en la misma arena de la playa. Lo primero lo ha olvidado, pero de lo segundo se acuerda con frecuencia.


Altura es realmente golosa y para nosotros, de alguna u otra manera, va a asociada siempre a la comida. Nadie le quita de la cabeza a mi hijo mayor que el mejor arroz de tamboril, o sea rape, se hace en la casa de Luis, en el restaurante O Charco, al inicio de la pasarela que va a hacia la playa. Nos encanta subir a la hora del almuerzo a su terraza con los bañadores aún mojados y esperar con una jarra de vino a presión los platos del día, esos 'joaquizinhos' con arroz de tomate o los guisos de atún.


O Charco es para nosotros como una segunda casa, en la que los niños juegan mientras comemos con los nietos de Luis, uno de los mejores politólogos que conozco, abuelo de una de las grandes promesas del acordeón en el país, el joven Hugo Madeira. Del regente de esta casa de ricas comidas no sólo te puedes fiar en sus recomendaciones culinarias, sino también aprender de sus sabias reflexiones de la política y de la vida. Entre arroces, caldereta de choco, bacalao à brás, o las pequeñas coquinas de esta costa, nuestro anfitrión te pone al día de los asuntos políticos de un lado y otro de la frontera.


Los platos como la charla y la cordialidad siempre se desbordan en este casa. Pero, si te has excedido pidiendo no tengas reparos en solicitar un recipiente para llevar las sobras, antes que dejar de probar alguno de sus excelentes postres caseros, como la tarta de profiteroles, el molotov (pudim de claras con caramelos) o la torta de laranja.


En nuestro vía crucis playero en Altura la siguiente parada, tras el almuerzo y después de la siesta, es la del café para unos y la de la caipirinha para otros. Entonces llega el momento de sentarse bajo el cañizo en el Sun Bar de Altura', la antigua 'Casa do Sol', un emblema de esta playa abierto todo el día para la cerveza, una comida ligera y, por supuesto, los cócteles al caer el sol.


Altura es un destino de playa maravilloso en todos los sentidos. Se aparca fácil y sin pagar junto a la larga pasarela de madera que te acerca al mar; se come divinamente en sus restaurantes junto al mar; entras o sales de la playa con un zumo de naranja recién hecho con fruta fresca, con estrellas de higos y almendras o con los helados artesanos que se venden en el pequeño 'zoco ambulante' junto a los aparcamientos.


Y si te quedan todavía más ganas de comprar y de probar, tan sólo tienes que dar un paseo por la Rua da Alagoa, la calle más animada de la localidad que desemboca en el mar, salpicada de tiendas de souvenirs, restaurantes, bares, heladerías... Aquí, casi en el ecuador, está la loja gourmet Saberes del Algarve, parada obligada para quien disfrute con la esencia culinaria algarvia y también con su artesanía.


Altura nos atrajo desde el primer día por su gastronomía, pero también por esa playa que se hace infinita cuando baja la marea. Una extenso colchón de arena propicio para adormecerse bajo el sol, un sueño que rompen las voces de los 'bolinheros' anunciando la llegada de las 'bolinhas' recién hechas, 'quentitas', con 'creme o sem creme'. En el Algarve las 'boliñas' se comen en la playa a cualquier hora, el único requisito es tener hambre. Pero, nosotros que asociamos lo dulce con la merienda, esperamos siempre a la primera hora de la tarde para caer en la tentación. Es sobre las cinco o cinco y media cuando decenas de boliñeros desembarcan en el aparcamiento de la playa y comienzan a dispersarse por toda ella cargados de los pasteles recién hechos a un euro. Ese soniquete de 'booolinhas...' que ofrece un agradable despertar de la siesta e inaugura la sesión vespertina en la playa. 


El significado de vacaciones en la playa cobra pleno sentido en Altura. Tienes un mar tranquilo, de aguas limpias y transparentes para no parar de bañarte; una playa con bandera azul alfombrada de arena blanca y caliente para darte el gusto de recostarte en ella; una larga costa para pasear, para jugar y muchos servicios a tu disposición para que tengas la opción de elegir entre no parar o no hacer nada.


Altura es un destino delicioso, como el de esos helados artesanales llegados de São Brás de Alportel o los crepes caseros de la 'Nova Crepería', que se venden en los aparcamientos, un punto y final para un día de verano con el que chuparse los dedos.


DATOS DE INTERÉS

-La playa de Alagoa en Altura tiene una amplia zona de aparcamientos gratuitos. Dispone de concesiones de sombrillas, hamacas y una zona deportiva. Cuenta con vigilancia y ofrece la posibilidad de practicar varios deportes náuticos.
-Además de los restaurantes en la playa y en la Rua da Alagoa, la localidad destaca por su una amplia oferta gastronómica. Entre ella, está el restaurante Fernando, el restaurante Bate que eu abro o el restaurante Zé da Tasca.
-Durante la época veraniega en la localidad se instala un mini parque de atracciones para los más pequeños.
-El segundo sábado después del día del Corpus Cristi se celebra en Altura las Fiestas del Inmaculado Corazón de María, y la Feria de Artesanía. La festividad incluye una tradicional procesión y actuaciones musicales. Otra de sus festividades importantes es el Carnaval, que incluye una gran cabalgata, una de las más famosas del sotavento algarvio.

-Altura dispone de una variada oferta de alojamientos turísticos, si quieres conocerla y hacer tu reserva, pincha aquí.




Booking.com

Publicar un comentario

0 Comentarios