Praia Grande, la playa de Ferragudo



El río algarvio más genuino es el Arade, el que nace en su sierra, la de Caldeirão, y 70 kilómetros más abajo se une con el Atlántico en un maravilloso estuario, flanqueado por dos grandes playas: la de Rocha en Portimão y Praia Grande, justo enfrente, en Ferragudo. Esta última playa es uno de los arenales más extensos del Algarve, ideal para los niños, y también con mucha marcha y algunos secretos ¿quieres conocerla?


Ferragudo es quizá el pueblo de pescadores más carismáticos de todo el Algarve. Uno de los finalistas para hacerse con el título de la aldea de mar más maravillosa de todo Portugal. Y tiene muchos motivos para conseguirlo.


Sobre una montaña, presidida por su iglesia, van bajando calles estrechas de casitas blancas hasta la ría, donde nunca faltan decenas de barcos de pesca entrando y saliendo a su puerto y surtiendo de rico pescado a sus restaurantes.


El pueblo está en la desembocadura misma del río Arade, frente al puerto de Portimão, al que te cruzan algunos barcos. Un lugar estratégico durante siglos, que propició la construcción aquí de uno de los puntos defensivos de este río, el Forte de S.João de Arade, el conocido como castillo de Ferragudo.


El fuerte, a las afueras del pueblo dirección a Carvoeiro, se levanta entre la cala de Angrinha y Praia Grande. Una fortificación que pasó de uso militar a poético y que hoy es propiedad de una familia amiga de nuestros Reyes. Dicen que este pintoresco edificio ha albergado alguna que otra escapada secreta de la reina Letizia.


Si la marea no lo impide por su altura, la cala de Angrinha, se conecta con una de las playas más espaciosas de toda la región, tanto que su nombre obedece precisamente a su extensión: la playa Grande.


Praia Grande tiene su propio acceso cerca de la puerta del castillo, donde si tienes suerte también puedes encontrar aparcamiento.


Una escalinata, desde la que tienes una preciosa panorámica de la desembocadura del río, con el espigón de Portimão al fondo, te baja hacia una de las playas más animadas del barlovento. Y es lógico, aquí no falta nunca diversión para toda la familia.


La primera vez que pisamos este lugar, acabamos participando en una competición de voley en su zona deportiva, mientras los más pequeños se entretenían en los columpios y toboganes.


La playa se adapta a todas las preferencias, porque es apta para bonitos paseos; cómoda con sus hamacas para tenderse a dormir bajo el sol o la sombrilla, entretenida para ver y salir crucero, y segura para bañarse en unas aguas especialmente tranquilas que unen el río y el mar.


Praia Grande tiene un restaurante, con el mismo nombre bajo el castillo, para comer bien todo el año frente al mar en su terraza y un lugar realmente especial, el Club Nau, escondido bajo la falesia y rodeado de vegetación, uno de esos sitios que merece recomendarse por su buen ambiente en todos los sentidos.


Club Nau es un restaurante para picotear o comer, desde platos portugueses a comida internacional. Pescados, ensaladas, tapas, hamburguesas… De saborear ricos platos en una terraza frente al mar, resguardada del sol por enormes plantas y flores, simulando un oasis en esa gran superficie de arena.


Es irresistible ese chillout marroquí, donde se respira calma, salvo esos ‘domingos mágicos’ en los que la música en directo ambienta toda la tarde.


Si además no te quieres separar mucho del mar, tienes la zona de sombrilla, donde te sirven una rica capirinha, mientras es fácil dormirse escuchando Barry White o Marvin Gaye. Me encanta el lugar, es sin duda uno de los chiringuitos más trendy del Algarve.



El otro secretillo de Praia Grande son sus diminutas calas vecinas, bajo los acantilados cubiertos de pinos, como la Praia Grande Sul o la de Infanta y tras ella, escondida y desconocida para muchos, la Praia do Molhe, la del Espigón. El otro gran espigón que, junto con el Portimão protege la desembocadura del río Arade.


Un tramo de la costa tranquilo, de aguas transparentes, protegido del viento por las rocas y con su propio acceso, zona de aparcamientos y hasta un chiringuito para tomar algo. Las vistas desde aquí hacia Portimão, Praia Grande y la desembocadura son espectaculares.


Si tienes suerte, y la mara esta baja, sin mojarte mucho puedes incluso pasar desde aquí a la playa de Pintadinho, con su famoso restaurante, que será una historia para otro día.


Hay algo especial y literario en el encuentro de los ríos con el mar; a mí me produce una sensación de libertad este paisaje maravilloso. Y también hay algo de legendario en estas aguas, como casi todo en el Algarve, el recuerdo a modo de fábula del choque de dos culturas que marcaron su destino: la mora y la cristiana.

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