Paderne y el sendero del Castillo




La primavera sienta bien al campo, en eso hay unanimidad, lo embellece con fuertes colores y lo llena de perfume, pero, como ocurre con los trajes más bonitos, el vestido no queda igual en todas las perchas. Hay un rinconcito del Algarve, no muy conocido y no muy transitado, que consigue que la vestimenta de la nueva estación refuerce su particular belleza, ese lugar es la Ribera de Quarteira a los pies del Castillo de Paderne, el escenario de uno de los paseos más bonitos por el corazón de esta región.


Como ocurre en la mayoría de los municipios algarvios, Albufeira une a su faceta más turística, cosmopolita y playera otra rural, ignorada por muchos, sin embargo llena de encanto y autenticidad. En el caso de Albufeira, esta otra cara la pone la aldea de Paderne. Un pequeño pueblo de 3.000 habitantes que el pasado año quedó finalista en el concurso nacional ‘7 Maravillas de las Aldeas de Portugal’.


¿Qué tiene de especial Paderne? Que sigue conservando el aire y el ambiente de una aldea o que en su término municipal está uno de los siete castillos representados en la bandera de Portugal, una fortaleza almohade conquistada a los árabes por Paio Peres Correia.


Pero, hay más, como sus buenos restaurantes; sus días de mercado con productos de sus huertas; sus entrañables ferias; y sobre todo esa vuelta al pasado con la que esta aldea recibe el nuevo año, Paderne Medieval, una de las citas que no te puedes perder de la Navidad algarvia.


Y junto a todo ello está esa red de senderos que parte desde la aldea o desde el antiguo lavadero, si prefieres caminar algo menos, y te adentra en un paisaje bucólico escondido bajo la Autovía do Infante, a los pies de su rojizo castillo.


La ribera del río Quarteira es un lugar para regodear la vista en un paisaje que te cambia el ánimo; para disfrutar de la naturaleza y del paisaje rural más puro, de un campo verdoso salpicado de flores y arbustos de colores, de norias, de patos con distintos plumajes, de cabras, de hombres de campo haciendo su labor…


El entorno es tan bonito, que no es extraño que el mismo diera lugar a muchas leyendas, y tampoco que la Ribera de Quarteira se haya incluido en la Red Natura 2000, creándose en esta zona una Estación de Biodiversidad; un sendero junto al río con diferentes paneles explicativos sobre la flora, la fauna y los elementos interpretativos del paisaje.


Paderne es un enclave privilegiado para caminar. Y como eso ya lo sabíamos desde hace años, cuando vinimos con mis hijos y mi sobrina a ‘conquistar’ su castillo, hemos vuelto con mis amigos aficionados a las caminatas por esta región en un día luminoso de primavera, en esos que el campo tiene un color especial.


Aunque puedes elegir comenzar el paseo desde el mismo centro de Paderne, nosotros siempre lo hacemos desde su antiguo lavadero, pocos lugares son tan auténticos como la Fuente de Paderne, donde todavía se continúa lavando.


Aquí parece que el tiempo vuelve atrás, que en cualquier momento va a llegar alguien con un cántaro para llenarlo en su fuente.


Dejamos aquí el coche y tomamos la carretera de tierra en dirección al castillo, que se ve a la lejanía.


Y antes de llegar a la subida del castillo, a la derecha, está la ribera de Quarteira, esa piscina natural en la que las moras y sus hijos se bañaban cuando las tropas cristianas llegaron por aquí. Las moras continúan en las grutas subterráneas del castillo guardando sus tesoros, según cuenta la leyenda y quienes aseguran que las siguen oyendo.


Para mí este tramo del río, junto a un antiguo molino de agua, es una de las piezas que conforman el puzzle del Algarve más genuino y atractivo.


Desde aquí, el sendero del Castelo va rodeando toda la montaña del castillo, y te lleva hasta un antiguo molino de algarroba, en el que un cartel te cuenta la historia de Jose Rodrigues, el último molinero de Albufeira.


Al lado del resto molino, un viejo puente medieval de piedra te cruza a la otra orilla del río.


El camino, que discurre solitario entre flores aromáticas, olivos y algarrobos, nos llevó a la zona de la ‘azenha’, el viejo molino de agua, ocupado por multitud de patos.


Y desde allí montaña arriba, atravesamos la autovía, para bajar de nuevo al encuentro con el río Quarteira, un caudal aumentado por las continuas lluvias de este año, que nos ponía un reto en el camino.


Con los pies descalzos cruzamos la corriente de un agua cristalina y nos adentrarnos en otro de los diferentes escenarios por los que va discurriendo el camino, la zona agrícola de Paderne, la ‘Várzea’, el valle, donde los árabes pusieron en marcha sus sistemas de regadíos.


Y ya en este tramo final, saludamos a los burros y a las traviesas cabras de una granja del lugar, poco antes de volver al lavadero y poner el punto y final a dos horas de uno de los más hermosos paseos en el interior del Algarve, el del Castelo do Paderne.

DATOS DE INTERÉS

-La Junta de Freguesia de Paderne ofrece información de tres senderos en su territorio: Percurso do Castelo, Percurso do Cerro de São Vicente y Percurso do Cerro Grande.

-Para realizar el sendero del Castillo, puedes dejar el coche en el lavadero, donde encuentras un panel informativo con diferentes opciones para realizar el recorrido. El itinerario está completamente señalizado. Cuando llegas al castillo, a la derecha está la Estación de Biodiversidad de la Ribera de Quarteira. El sendero lo puedes realizar subiendo hacia el castillo, o bien continuando por el borde del río hasta el puente medieval.

-Albufeira ha creado un sendero desde su Oficina de Turismo, la entrada de la localidad, que conecta con la Vía Algarviana (29 kms) que conecta con los tres senderos de Paderne.


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