Hoy voy a recurrir a la trillada frase del arquitecto Van der Rohe ‘menos es más’ para contarles como es este pequeño paraíso algarvio y cómo fue nuestra última aventura por aquí. Una sucesión de encuentros y de descubrimientos que comenzó con la invitación al Foro de Caminatas y Turismo de Naturaleza organizado por Odiana y la Cámara Municipal de Alcoutim, y que nos llevó de nuevo a ese Algarve que tanto nos gusta: el del campo y sus aldeas, el humilde y el tradicional, el que sabe sacar todo el jugo a la vida con tan poco, con tan solo sentarte al lado del Guadiana.
El Foro nos dejó claro, lo que comprobaríamos horas más tarde, que el mayor atractivo de esta zona algarvia es su paraje natural inmaculado, que atraviesa la Gran Ruta del Guadiana, un itinerario de 65 kilómetros en torno al curso del río, que te abre la puerta de entrada al Algarve más verde, a un territorio rural único, donde impera esa calma necesaria para desconectar del mundo y reconectar con nuestras raíces, con la esencia de la vida.
Para los que nos gusta descubrir el mundo caminando y apartado de los destinos bulliciosos, Alcoutim y toda la zona del Guadiana es un destino privilegiado y recurrente. Un territorio que integra 135 kilómetros de senderos para empezar o terminar el día caminando. Y de esta manera comenzamos nosotros nuestra aventura en Alcoutim, andando.
No hay nada mejor para bajar la comida que un aguardiente de madroño, irrenunciable si estás en el Algarve, y un gran paseo. Eso lo sabía Julio, nuestro anfitrión, así que, después de una rica cena en el restaurante O Rio y un vasito de aguardiente, nos guió por las callejuelas oscuras de Alcoutim entreteniéndonos con historias del contrabando y de las antiguas riadas hasta las afueras del pueblo.
Aquello empezaba a tener visos de algo inolvidable, y así fue. Pasamos por el puente de los cañaverales, bajo el que se esconde la paradisíaca playa fluvial del pueblo Pego do Fundo y su bar. Y fuimos saliendo del pueblo casi de puntillas para no romper ese silencio que impera en sus noches, alterado sólo por la competición del repique de los dos campanarios, el de la iglesia de Alcoutim, y el de la de Sanlúcar del Guadiana al otro lado del río y de la frontera.
Íbamos iluminando el camino con linternas, como se hace en los senderos nocturnos del Festival de Caminatas de Alcoutim en el mes de marzo, y llegamos hasta un mirador privilegiado del río, un cerro no muy lejos de antiguo castillo, donde nos esperaban una gran sorpresa: la observación de un cielo majestuosos plagado de estrellas, a las que nos pudimos acercar y casi tocar con la ayuda de la empresa Tour Estelar.
La vida de esta ciudad y la de su 'hermana' al otro lado del río, como la de otras muchas localidades del Guadiana, estuvo vinculada durante muchos años a la actividad del contrabando y precisamente para recordar a las nuevas generaciones lo que supuso aquella época, y para recordar las historias de esfuerzo, de superación, de traiciones y también de heroicidades se celebra del 27 al 29 de marzo el Festival del Contrabando, donde la gran atracción es un puente peatonal que esos días une más que nunca las dos orillas.
Puerto la Laja desde el GR15 |
Poco después desembarcamos en la Ribera de Vascão, la frontera natural del Algarve y el Alentejo.
El trayecto tiene como centinelas a olivos e higueras centenarias, y está salpicado de madroños, de almendros, naranjos, algarrobos, y ese surtido de plantas aromáticas que en primavera hacen que todo territorio del Guadiana huela especialmente dulce. Fue un precioso paseo con muchas paradas obligadas para las fotos, para reponer fuerzas con higos y almendras, e incluso para aprender cómo aliñan por aquí las aceitunas.
La otra gran sorpresa que nos tenía preparada Júlio para este día estaba a 18 kilómetros de allí, en la aldea de Zambujal, a un paso de la de Vaqueiros, donde en marzo se celebra la Feria del Pan Caliente y Queso Fresco.
A esta pequeña población regresó hace unos años Rui Jerónimo que cambió el mundo de las finanzas para criar cerdos ibéricos en libertad junto a su hermano Manuel y elaborar extraordinarios embutidos que llevan la marca Feito no Zambujal. Una producción limitada que se vende muy rápido y en la que se incluye unos sabrosos jamones curados con la sal de Castro Marim y unos chorizos ahumados riquísimos, que según mi hijo han sido el mejor relleno del bocata del cole desde hace mucho tiempo.
Fue un placer aquel almuerzo por las viandas y por la compañía. Saboreamos un surtido de embutidos excelentes, quesos de la zona, chorizo fresco cocido en miel, aceitunas y un guiso de garbanzos y calabaza, de esos que en Andalucía 'quitan el sentío'.
El punto y final lo puso un postre casero hecho por la mujer de Rui, a la que tuvimos que pedir la receta. En esta zona del Algarve, como en casi toda la región, sus mujeres tienen la habilidad de confeccionar los dulces más ricos que hayas probado con los materiales más humildes, como el pan duro, los huevos o las almendras.
En aquella ocasión el sol del otoño, que tanta prisa tiene por despedirse, nos jugó una mala pasada. La falta de luz ya sólo nos permitió ayudar a Nuno a llevar a dormir a sus cabras con un maravilloso crepúsculo rosado de fondo. Fue un final de cine para dos días de película en Alcoutim. Obrigada!
2 Comentarios
Yo también estoy enamorada de Portugal. Realmente la hemos descubierto hace poco. Me encanta leer tu blog y me está ayudando a descubrirla mejor...
ResponderEliminarPor cierto, ¿podrías compartir la receta del postre pan duro, yemas, azúcar y almendras. Gracias!!
Muchas gracias Aná! Voy a pedir la receta a la mujer de Rui, que fue quien nos hizo ese postre tan delicioso!
EliminarGracias por tu comentario! Obrigado!