Uno de los pueblos más pintorescos del Algarve es Carvoeiro, para nosotros entrañable, aquí empezó a forjarse nuestra ligazón con estas tierras. La población, un antiguo asentamiento de pescadores en torno a una preciosa cala, es una de las estampas más pintorescas y atrayentes de esta región, en la que persiste un cautivador 'aire vintage'. Carvoeiro es uno de los destinos turísticos más populares del sur y, a día de hoy, también más exclusivos. Te contamos cuáles son los secretos que hacen este lugar tan especial.
A pesar del turismo, Carvoerio conserva el aire de enclave marinero que fue y ha sido. En la arena de la playa no faltan nunca los barcos y los pescadores saliendo o llegando de la faena el mar. Hombres de mar que se mezclan con hombres de todo el mundo, que desembarcan en estas tierras buscando los privilegios de su clima y su orografía.
La belleza de este lugar es tan particular, que no es extraño que este rinconcito costero, no muy lejos de Lagoa, fuera uno los primeros focos del desarrollo turístico del Algarve en los años 60, cuando se construyeron muchas de las típicas casas que pueblan el monte de Carvoerio.
Aparte de su playa, y de la cala colindante do Paraíso, desapercibida al otro lado del Monte do Caroveiro, el gran atractivo natural de este lugar es el paraje Algar Seco o ‘Sitio da Boneca’. El paraje costero con un aspecto ‘lunático’ es realmente curioso y especial.
Desde la playa de Carvoeiro una larga escalinata te sube hasta la sencilla Ermita de Nossa Senhora de Encarnação, donde en su día una fortificación, de la que sólo queda un arco, se encargaba de vigilar esta costa.
Desde aquí un pasadizo de madera, al borde de los acantilados, te brinda uno de los paseos más maravillosos y panorámicos del Algarve, a lo largo de algo más de medio kilómetro.
Desde el sendero baja una escalinata al paraje de Algar Seco, al que algunos llaman 'Boneca' por la similitud de su gran piedra con la silueta de una muñeca. Una escalera de más de cien peldaños que finaliza en un laberinto de piedras calcáreas agujereadas por la erosión, donde se esconde una gruta submarina, y en la que la entrada y salida del mar acaba conformando charcos y piscinas naturales.
Las paredes del acantilado se asemejan al perfil de un gigante queso gruyère, por el que con mucha habilidad y cuidado puedes ir subiendo y bajando. Desde hace años Algar Seco tiene además un bar-restaurante entre las rocas, con una de las terrazas más particulares que puedes encontrar en todo el Algarve frente al océano.
Junto al restaurante, que lleva el mismo nombre que el lugar, un pequeño túnel en la 'boneca', un agujero en la gran piedra, da paso a una diminuta cueva con dos grandes ventanas frente al océano.
Desde esta ventana la perspectiva de la costa de Lagoa vuelve a cambiar; y pasas de lo más alto a ras del suelo, a los pies mismo del agua, desde donde las olas pueden llegar a alcanzarte. Carvoeiro te hace sentir ese privilegio innato que tienen las gaviotas para disfrutar de la costa; desciendo desde los altos acantilados para zambullirte en una agua azul, para después subir hacia el cielo y desde ahí contemplar la inmensidad del mar.
Las paredes del acantilado se asemejan al perfil de un gigante queso gruyère, por el que con mucha habilidad y cuidado puedes ir subiendo y bajando. Desde hace años Algar Seco tiene además un bar-restaurante entre las rocas, con una de las terrazas más particulares que puedes encontrar en todo el Algarve frente al océano.
2 Comentarios
Sitio fantástico pero que por desgracia hace décadas dejo la pesca.
ResponderEliminarGuau, menudo hotel! Yo voy en agosto para el Algarve y me encantaría alojarme ahí aunque sea una noche pero ahora mismo tienen precios de 270€... Seguiré buscando. Me ha gustado mucho tu post, gracias por la información.
ResponderEliminarGracias por tu comentario! Obrigado!