56 paradas para conocer Tavira y algunas más



Si quieres apreciar el encanto de Tavira te proponemos un recorrido por el centro de la ciudad en el que irás descubriendo las diferentes facetas y capas que conforman un maravilloso y gran pastel para el turista: la Tavira natural la histórica, la comercial y, por supuesto, la gastronómica. Son las caras de una ciudad de contrastes y mezcolanzas, donde tienes que llevar los ojos bien abiertos para disfrutar de los pequeños detalles que la hacen única: chimeneas que parecen estar decoradas con las blondas de sus pasteles, tejados moriscos, azulejos que son obras de arte, decenas de torres de iglesias, puertas de celosía, letras de poetas y las diferentes imágenes que se reflejan en el espejo del río. Cualquier pequeño detalle en Tavira se hace sublime y provoca el disparo de la cámara.


Para conocer la ciudad sitúate en el corazón de la villa, en la Plaza de la República (1), donde está su Ayuntamiento y donde se concentra la mayoría de la actividad cultural de la ciudad, junto con los jardines colindantes de Coreto. Un día sí y otro también encuentras aquí el escenario de cualquier evento.


En la Plaza de la República está el Museo de Núcleo Islámico (2), centrado en este periodo histórico y donde se guarda el famoso 'vaso' de Tavira, una de las piezas arqueológicas más interesante del país. El museo cierra domingo y lunes, y el resto de días su horario es de 9.00 a 13.00 horas y de 14.00 a 16.30 horas. El precio de la visita es de 2 euros.


Junto al Museo del Núcleo Islámico, coge una pequeña escalera y comienza a adentrarte en la parte más anciana de la ciudad; conformadas por pequeñas y pintorescas calles empedradas que suben hacia el castillo.


No tienes que andar mucho para toparte con la primera sorpresa: la Iglesia de La Misericordia (3), la mejor iglesia renacentista de la región. Entra y no te pasará desapercibida la joya que esconde dentro 18 paneles de azulejos blanco y azul que representan los actos de la Misericordia. Para nosotros es uno los escenarios favoritos del ciclo Música en las Iglesias, conciertos que se celebran los sábados desde otoño a primavera y que, si tienes la ocasión, no debes de perderte en esta o en cualquier otra iglesia o ermita de la ciudad.


Al lado de la iglesia, en la Rua Damião Augusto de Brito, tienes una de las atracciones turísticas más interesantes de toda la región, Fado com História (4) un espectáculo de fado en directo, acompañado de una proyección, que te servirá para entender el sentido de la manifestación artística más universal de este país. Los espectáculos se suceden de lunes a sábado de 10 a 18.00 horas.


Una calle más arriba en la Calçada de Dona Ana encuentras el centro cultural e histórico de Tavira: el Museo del Palacio de la Galería (5), una una bonita casa solariega con restos fenicios en su subsuelo, en el que puedes comprender la esencia de esta ciudad a través de varias exposiciones y su importancia como comunidad representativa de la Dieta Mediterránea en Portugal. El museo está abierto de martes a sábado de 9.00 a 14.30 horas y el precio de la entrada es de 2 euros, aunque tienes una entrada conjunta con el Núcleo Islámico a 3 euros.


Sólo tienes que girarte un poco hacia arriba y mirar al cielo para quedarte con una de las imágenes que mejor representa a esta ciudad, la del campanario de la Iglesia de Santa María del Castillo (6) con su emblemática torre del Relógio. El interior de la iglesia, del siglo XIII y declarada Monumento Nacional, merece una parada en las diferentes capillas, algunas de ellas recubiertas de azulejos historiados de gran belleza. En este templo dicen que está enterrando D. Paio Peres Correia y los 'Siete Caballeros' de la Orden de Santiago muertos en la conquista de Tavira.


Si quieres seguir descubriendo el patrimonio religioso de la ciudad, a pocos pasos, detrás de la Iglesia de Santa María do Castelo, está la iglesia de Santiago (7), del siglo XIII, pero reconstruida tras el terremoto de Lisboa, reconocible por su particular fachada con gran medallón amarillo, con una imagen de San Jacobo a caballo luchando contra los moros.


Al otro lado de la iglesia tienes la entrada al Castillo (8) y, en la puerta, el bar-restaurante ‘A Ver Tavira’ (9), uno de los mejores restaurantes de la ciudad,  desde su terraza o desde dentro de la fortificación tienes unas vistas excepcionales hacia la Ría Formosa.


No esperes encontrar dentro de este castillo del siglo XIII una gran fortificación, pero si unos bonitos jardines y un excelente mirador de sus curiosos tejados y coquetas chimeneas; eso si eres lo suficientemente valiente para subirte a sus torres. El castillo abre de lunes a viernes de 9 a 17.00 horas y sábados y domingo de 10.00 a 19.00 horas y la entrada es gratuita.


También junto al majestuoso reloj, se levanta otra curiosa atracción de la ciudad, la Torre de Tavira (10); un antiguo depósito de agua reconvertido en una cámara oscura para observar toda la ciudad en 360 grados. El precio es de 4 euros adultos y 2 euros niños, aunque tienen también un billete familiar de 10 euros para cuatro personas.


Para tomar aliento y seguir descubriendo la ciudad es obligada una parada, y el mejor lugar lo vas a encontrar junto a la espalda de la Iglesia de Santa María, en el Convento de Gracia (10), hoy un hotel integrado en la red de Posadas de Portugal, donde pararse a tomar un café o refresco en su esplendoroso patio es una excelente idea, no sólo para coger fuerzas y continuar la visita, sino también para recrearse del silencio y la paz que transmite el lugar, antiguo convento y cuartel militar, que esconde además un museo arqueológico de un barrio íntegro de la época almohade, para el que es preciso concertar la visita con un email a recepcao.conventograca@pousadas.pt


Bajamos por la calle Paio Peres Correia hacia la Rua da Liberdade, el corazón comercial de la ciudad y la vía que marca su expansión, donde nos topamos con la pequeña capilla de Consolación (11), templo de la antigua cárcel, más bonito por dentro que por fuera.


Si quieres continuar descubriendo el patrimonio religioso de la ciudad, antes de bajar por la Rua Liberdade, toma la calle Tenente Couto, buscando entre casas solariegas dos templos emblemáticos de la ciudad: las iglesias de San José (12) y de San Francisco (13) en la bonita plazoleta de Zacarias Guerreiro. De la primera iglesia destaca la pintura de su retablo principal y de la segunda, su bóveda hexagonal.


Uno de los lugares más carismáticos de toda Tavira es la Rua Liberdade (14) esa calle elegante que desemboca en la Plaza de la República y concentra su faceta artística y comercial. A nosotros nos encanta curiosear las tiendas de sus elegantes casas.


La calle, por donde empezó a expandirse Tavira fuera de sus murallas en el siglo XVI está salpicada de boutiques, tiendas gourmet o de souvenirs y pintorescos cafés. Un buen lugar para comer por aquí es el restaurante que lleva el heterónimo tavirense de Fernando Pessoa, Álvaro de Campos (16), cercano al Clube de Tavira, donde son frecuentes las sesiones de música.


Recorremos la Rua da Liberdade para adentrarnos en la ciudad bulliciosa. A través de la calle peatonal rua Alexander Herculano, junto a los soportales del Ayuntamiento, pasamos a un entramado de calles comerciales que desembocan en el Jardín de Coreto, calles que llevan en el nombre de la fadista Amalia Rodrigues o del arquitecto tavirense que sacó a la luz los restos arqueológicos más importantes del Algarve, Estácio de Viega.


Desde aquí entramos a la Rua Marcelino Franco, un precioso bulevar de palacetes y casas solariegas en el que también se ubica, frente al teatro António Pinheiro, la iglesia de San Pedro Gonçalves Telmo, patrón de la gente de mar, o de nuestra Señora de Las Ondas (17). No dejes de mirar hacia arriba para contemplar un fantástico techo, exponente del rococó algarvio.


En el entorno del bulevar Marcelino Franco tienes, junto a la iglesia, la Pastelería Tavirense (18) y el espacio gourmet de tapas Pausa (19). Algo más alejado, pero a un paso del centro, están dos de las novedades culinarias del 2018 en Tavira, el gastrobar Come na Gaveta (57), situado en la Avenida Dr. Mateus Teixeira de Azevedo, y Artefact (20) en la Rua das Capacheiras.


Ahora nos toca descubrir las dos orillas del río, el que tiene dos nombres: Séqua antes del puente romano, que realmente es medieval, y Gilão a partir de aquí. Una duplicidad en la denominación que los tavirenses, como no podía ser de otra manera, justifican con una bonita leyenda, en la que una vez más está por medio el amor prohibido de un cristiano, el caballero Gilão, y la mora Séqua, hija de un rey morisco de Tavira. Cada noche ambos vivían su amor en lo más alto del puente, hasta que un día, al ser sorprendidos por ambas tropas y antes de ser acusados de traición, decidieron poner fin a su vida, tirándose cada uno a un lado y bautizando con sus nombres los distintos tramos.


La verdad es que la ribera del río, sea la hora del día o de la noche que la recorras, es una de los paisajes más espectaculares e inolvidables de todo el Algarve. La entrada de barcos hasta aquí, amarrados junto las casas, le ha valido a Tavira el apodo de la 'Venecia' del sur de Portugal.


En la parte derecha del río, el protagonismo recae en el Jardín de Coreto (21), un espacio que suele albergar los mercadillos artesanales de los fines de semana, las ferias del verano y los conciertos. Frente al coreto, está el quiosco de la heladería artesanal Muxagata (22), con sus exquisitos y curiosos helados.


El jardín tiene al norte la Plaza de la República y al sur otro lugar simbólico, el antiguo Mercado de la Ribera (23), hoy ocupado por restaurantes, tiendas de souvenirs y otra de las famosas heladerías de Tavira, la Delizia (24), la favorita de mi hijo, que abre en temporada otra tienda junto al puente romano y que tiene en su curriculum premios internacionales y numerosos halagos de especialistas gourmet del ramo.


Entre nuestra predilecciones en el entorno del Mercado está almorzar o cenar en el restaurante Gilão (25), disfrutando de las vistas del río desde su terraza; y llevarnos algún que otro capricho en Baú de Barro (26), una tienda que no te dejará indiferente en la Rua Dr. Jose Pires Padinha.


Siguiendo el curso del río hacia el sur tienes el embarcadero (27) del centro de la ciudad para coger el barco o los taxis hacía la Isla de Tavira o cualquiera de las islas cercanas, como Cabanas o Terra Estreita, frente a este lugar ha abierto sus puertas Cais do Gilão (58) un bar de tapas deliciosas con una buena selección de vinos y agradable ambiente para hacer una parada, después de desembarcar.

No pierdas de vista en el paseo junto al río las casas de la otra orilla reflejadas en el agua, con sus peculiares tejados de 'quatro aguas', sombreros arquitectónicos aislantes del calor y el frío, que forman parte de la identidad tavirense, heredados de la época islámica.


Continuando a la orilla del río llegamos hasta el entorno del Mercado de Tavira (28), donde los primeros y quintos sábados de mes se celebra el mercadillo de antigüedades y usados. En el mercado tienes un amplio abanico de los productos más emblemáticos de su territorio: el aceite o los licores de Santa Catarina, la miel, los frutos secos, el pan casero…En los locales de fuera, su ubica la marisquería Agua Salgada (29), un buen lugar para probar el marisco de la zona, y la ecológica tienda Beterraba (30).


El mercado está próximo a las salinas tradicionales de Rui Simeão (31), antes de llegar al recién renovado puerto de Quatro Aguas (32), el otro embarcadero para la isla y la playa, hasta el que te puede llevar el tren turístico de la localidad. Frente al puerto está el ecohotel Vila Galé Albacora y dentro el Museo de la Pesca del Atún (33).


Volvemos hacia el centro de la ciudad, pero antes hacemos una visita a una de esas joyas patrimoniales de Tavira, que pasa desapercibida, la Ermita de San Sebastián (34), en la Rua da Comunidade Lusíada, entre el hotel Vila Galé y el cuartel de la Atalaia. Un coqueto templo que relata con pinturas y adornos barroco la vida del mártir.


Regresamos al Mercado de la Ribera para cruzar al otro margen del río por el viejo puente de hierro de las Fuerzas Armadas, con un proyecto ya de recuperación. Ahora nos toca explorar la Tavira más ‘hippie’ y animada por las noches. Uno de los lugares que contribuyen a ello es el Café Pessoa (35), con sus mesas mirando al río, donde es frecuente la música en directo o las exposiciones. 


La parte izquierda del río, en torno al Jardín da Alagoa, concentra la oferta gourmet de la ciudad más mundana. Por aquí hay un poco de todo: bares de copa, de comida internacional, viejas tascas, gastrobares, locales con música en directo. Entre ellos están La Petite France (36), el alternativo Távila Café (37); o los bares de tapas D´Gusta (36), No de Gosto (39), Ti María (59), el gastrobar A Mesa (51 y O Tonel (60), o los de comida tradicional como Ponto de Encontro (40), Casa Simão (41) o Brisa do Rio (42).


Tampoco te puedes perder en esta parte de la ciudad un itinerario monumental por cuatro de sus templos más significativos. Empezamos en la Plaza Dr. Padinha o de Alagoa por Iglesia de São Paulo o del antiguo Convento de Nossa Senhora da Ajuda (43), del siglo XVII con una interesante colección de pinturas; continuamos por el Largo de São Brás hasta la Ermita de São Brás (44) y de ahí por el Largo do Carmo hasta el Convento de Nossa Senhora do Carmo (45), declarada de interés público y de la mayores manifestaciones del estilo rococó.


Contiguo al convento está una de las principales atracciones en Tavira para las familias, el Centro de Ciência Viva (46), un museo interactivo de ciencia, donde pasar unas horas muy interesantes y divertidas.


Volvemos hacia la Plaza de Alagoa para tomar una de las calles más animadas la Rua João Vaz Corte Real, donde si te gusta pedalear, puedes alquilar una bici en la tienda Abilio (47). Al final de la calle, giramos a la derecha para descubrir el templo más simple, pero también más encantador de la ciudad, la ermita de Santa Ana (48), una de las iglesias más antiguas, hoy un museo con unas fantásticas vistas hacia el castillo, el reloj y la otra orilla.


No podemos abandonar el margen izquierdo del río, sin pasear a los pies del río Gilão, en la Rua Borda d'Agua da Assêca, desde el que puedes disfrutar de una vista única de la ciudad antigua coronada por el castillo. Al final de la misma calle, camino del puente romano, encuentras una de las tiendas de artesanía más originales, la de Longinha (49), donde mi amigo Esteban se compró el curioso gato de hierro y piedra que cuida la entrada de su casa.


Al lado de la tienda un pequeño arco decorado con azulejos nos comunica con la Rua 5 de outubro, donde está una de las más encantadoras tiendas de Tavira, la de decoración Casa das Portas (50), junto a otra de las tiendas de la heladería Delizia.


En la misma entrada del puente antiguo, tienes la parada del tren turístico (52) que recorre la ciudad de Tavira y te lleva hasta Quatro Aguas (el precio del billete para todo el día es de 6 euros). Por falta de originalidad que no quede, si quieres algo diferente y personalizado puede también optar poru un tuk tuk (53) para recorrer la ciudad.


Cruzamos el puente antiguo de Tavira, el medieval que todos atribuyen a la época romana en recuerdo del primitivo que cruzó este río. Aquí no falta nunca la música, ni los candados de amor atados en sus barandas. Al final del puente, nos adentramos por la derecha en la calle dos Pelames y nos paramos en la diminuta plazoleta que acoge la ermita de Nuestra Señora de la Piedad (54). Aquí con el sonido del agua de la fuente como fondo nos sentamos en un banco que mira hacia el otro lado


Y después del descanso, la visita a esta ciudad sólo puede terminar con una gran guinda, la del sabor dulce y casero que ponen sus dulces, el de un morgado o un folhado, el dulce típico de la localidad, en la cafetería Veneza (55) o un helado en Tavira Romana (56), o un exótico cóctel en el nuevo bar Arcada (61), en el mismo punto donde empezamos este maravilloso paseo de 56 paradas para conocer Tavira y algunas más.

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